La próxima Copa del Mundo en 2026, que Estados Unidos comparte con México y Canadá, enfrenta obstáculos relacionados con las políticas migratorias y derechos humanos que podrían afectar la participación y asistencia internacional. Expertos advierten sobre posibles dificultades para los viajeros y los riesgos que enfrentan los aficionados del fútbol en un contexto de tensiones políticas.

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Sin embargo, la organización se encuentra bajo la sombra de profundas incertidumbres vinculadas a las políticas migratorias y de #derechos humanos implementadas en Estados Unidos, que podrían impactar tanto en la asistencia como en la participación de los aficionados internacionales.

FIFA, organismo rector del fútbol mundial, ha asegurado públicamente que los seguidores de diferentes países serán bienvenidos en el torneo, que se espera atraiga a aproximadamente 6.5 millones de espectadores en los tres países. Sin embargo, las decisiones políticas del gobierno estadounidense, especialmente en torno a la inmigración, generan dudas y temores entre los fans extranjeros.

La administración del expresidente Donald Trump, en particular, implementó medidas restrictivas que aún afectan a quienes desean visitar #Estados Unidos para eventos internacionales.

Desde que Trump asumió la presidencia en 2017, se reportó un aumento en las restricciones fronterizas, nuevas regulaciones en visas y una atmósfera de desconfianza que ha llevado a que muchos potenciales visitantes teman ser detenidos o enfrentarse a largos procesos administrativos.

Según expertos en deportes y comercio internacional, esto puede traducirse en una disminución significativa en la asistencia, especialmente de aquellos países cuyos gobiernos mantienen tensas relaciones con Estados Unidos.

Por ejemplo, Irán, que se clasificó para la Copa del Mundo 2026, se encuentra en medio de una disputa diplomática con Estados Unidos por su programa nuclear.

Recientemente, el gobierno estadounidense firmó un decreto que prohíbe la entrada a ciudadanos de varias naciones, incluyendo Irán, aunque contempla excepciones para atletas, entrenadores y familiares cercanos relacionados con el torneo.

Pero no incluye a los fanáticos habituales, lo que genera preocupación entre las organizaciones deportivas internacionales.

Amnistía Internacional y Human Rights Watch han expresado su preocupación sobre el impacto que las políticas estadounidenses pueden tener en los derechos humanos, enviando cartas abiertas a FIFA.

Además de contradecir los valores de inclusión y diversidad que #FIFA promueve

Estas organizaciones advierten que las medidas restrictivas, las detenciones arbitrarias y la hostilidad hacia ciertos grupos pueden reducir la participación y la seguridad de los asistentes, además de contradecir los valores de inclusión y diversidad que FIFA promueve.

La tensión política y las políticas internas estadounidenses también han generado divisiones en la percepción internacional de la celebración. La cooperación entre México, Canadá y Estados Unidos para coorganizar el torneo fue presentada en su momento como un símbolo de unidad regional, pero las recientes tensiones comerciales y migratorias plantean dudas sobre si el evento logrará reflejar esa visión.

Históricamente, eventos deportivos como la Copa del Mundo han servido para promover el diálogo y la integración entre naciones, pero en el contexto actual, la incertidumbre política puede obstaculizar esos objetivos.

La disminución en el número de viajeros desde países con relaciones tensas es una realidad perceptible en cifras de turismo y participación deportiva.

De acuerdo con datos de agencias de viaje y análisis de mercado, la cifra de turistas internacionales que viaja a Estados Unidos para eventos deportivos ha caído en un 30% en comparación con ediciones anteriores.

Los costos del viaje, las complicaciones en la obtención de visas y un clima de inseguridad han influido en estos números.

Mientras tanto, en otros países organizadores, como Canadá y México, las perspectivas son más positivas. Ambos países continúan preparándose para recibir a los aficionados, confiando en que la pasión por el fútbol y el espíritu de unidad mundial superarán los obstáculos políticos.

En conclusión, aunque la #Copa del Mundo 2026 en Estados Unidos promete ser un evento histórico y de gran magnitud, su desarrollo estará condicionado por factores políticos y sociales que, de mantenerse, podrían limitar la participación internacional y afectar el espíritu de inclusión que FIFA busca promover en su máxima competencia.