Un grupo de 109 investigadores en Canadá y otros países ha destacado el incremento en lesiones deportivas que afectan a mujeres y niñas, poniendo de manifiesto la necesidad de estrategias específicas de prevención y recursos adecuados. El estudio también analiza cómo las diferencias fisiológicas y las desigualdades en recursos inciden en los riesgos y la continuidad de la participación femenina en el deporte.
Este fenómeno ha sido observado y analizado por un grupo de 109 investigadores de Canadá, Reino Unido y otros países, quienes han presentado 56 recomendaciones específicas para reducir estos riesgos y mejorar las condiciones de entrenamiento y prevención.
el #deporte femenino ha enfrentado diversos obstáculos
Desde hace décadas, el deporte femenino ha enfrentado diversos obstáculos, entre ellos la falta de recursos, apoyo y atención a las particularidades fisiológicas de las deportistas.
Sin embargo, en los últimos años, el interés y la inversión en investigación sobre lesiones en mujeres y niñas ha crecido, reconociendo que sus riesgos y necesidades pueden diferir significativamente de los de los hombres.
Un aspecto que ha recibido especial atención es la relación entre las lesiones en los ligamentos cruzados anteriores (LCA) y el ciclo menstrual de las deportistas, una conexión que estudios recientes han profundizado a nivel global.
La FIFA, organismo rector del fútbol mundial, financió una investigación de la Universidad de Kingston en Inglaterra para explorar si los cambios hormonales relacionados con el ciclo menstrual influyen en la mayor incidencia de lesiones severas en las rodillas de las jugadoras de fútbol femenina.
Este tipo de investigaciones buscan comprender mejor las causas y, en consecuencia, desarrollar estrategias de prevención más eficaces.
A nivel estadístico, se ha evidenciado que las mujeres tienen un riesgo mucho mayor de sufrir lesiones de menisco, desgarros de ligamento cruzado y lesiones cervicales en comparación con los hombres cuando participan en deportes de contacto o de alta intensidad.
Por ejemplo, en Canadá, cerca de 270,000 mujeres y niñas juegan al fútbol, una cifra que refleja el crecimiento del deporte femenino en el país. Sin embargo, la falta de recursos específicos para prevenir lesiones en estas atletas sigue siendo un problema, ya que muchas no tienen acceso a programas de entrenamiento con enfoque en neuromuscular, instalaciones adecuadas o personal médico especializado.
Este vacío en la atención ha llevado a que muchas jóvenes abandonen la práctica deportiva a los 16 años, etapa en la que aumentan las tasas de deserción, principalmente debido a lesiones, desmotivación y la percepción de que el deporte no es un espacio inclusivo.
La organización canadiense Canadian Women and Sport publicó en 2024 el informe Rally, en el que se señala que más del 20% de las niñas y adolescentes dejan el deporte en esta etapa, señalando las lesiones como uno de los principales motivos.
Las diferencias físicas y las desigualdades en la estructura de apoyo reflejan la necesidad de implementar programas específicos de prevención. Esto incluye no solo el acceso a entrenamiento adecuado y equipos, sino también la promoción de ambientes libres de prejuicios y cuerpos ideales, en donde se fomente la confianza y el bienestar de las deportistas.
En el contexto de Europa y América, países como Canadá han empezado a reconocer la importancia de invertir en investigaciones que consideren las particularidades femeninas, para diseñar protocolos efectivos.
La dificultad radica en que muchas recomendaciones tradicionales, como programas de fortalecimiento muscular, no siempre pueden aplicarse por la falta de infraestructura o recursos para las deportistas en etapas de desarrollo.
Por ello, expertos como la profesora Emily Heming, de la Universidad de Calgary, insisten en que la ciencia y las políticas públicas deben adaptarse a las necesidades de las mujeres y niñas en el deporte.
La clave está en cerrar estas brechas, promover recursos específicos y desarrollar programas educativos que eviten lesiones y apoyen la continuidad de la participación femenina.
El panorama mundial muestra una tendencia en alza en la participación de mujeres en deportes de alto rendimiento y una mayor conciencia sobre los riesgos asociados.
