La policía vasca conmemora el sacrificio de su compañero asesinado por ETA, Juan José Pacheco, un acto de recuerdo que se replica en todas las unidades policiales.

Este viernes, en la localidad de Zumarraga, la Ertzaintza llevó a cabo un emotivo homenaje al ertzaina Juan José Pacheco Cano, quien perdió la vida hace 36 años a manos de ETA. En la ceremonia estuvo presente un grupo significativo de autoridades policiales, entre ellas el Jefe de la Ertzaintza, Josu Bujanda, y la Directora de la Ertzaintza, Victoria Landa.

También asistieron mandos y compañeros de Pacheco, además de miembros de su familia, que presenciaron este acto que evoca el sacrificio de un servidor público caído en el cumplimiento de su deber.

El evento, que tuvo lugar en la Ertzain-etxea de Zumarraga, incluyó una ofrenda floral y un respetuoso minuto de silencio en memoria del ertzaina.

Además, la Ertzaintza realizó un esfuerzo coordinado para que este tributo auditivo de recuerdo se llevara a cabo en todas sus unidades y centros policiales a lo largo de Euskadi, donde se guardó también un minuto de silencio en favor de Pacheco.

Juan José Pacheco fue asesinado el 16 de octubre de 1988 en Legazpi.

Una bomba trampa, dispuesta en el túnel de Brinkola de la línea ferroviaria que conecta Madrid con Irún, fue la responsable de su fallecimiento.

Aquel trágico suceso dejó una huella imborrable en la historia de la Ertzaintza y en la sociedad vasca.

Desde 1985 hasta 2001, un total de 15 agentes de la Ertzaintza fueron asesinados por ETA, un recordatorio constante de los riesgos que implicaba el servicio en aquel tumultuoso periodo de la historia española.

Entre ellos se encuentran nombres que aún resuenan en la memoria colectiva, como Carlos Díaz Arcocha (1985), Luis Hortelano García (1989), y Ana Isabel Arostegui Legarreta (2001), quienes también pagaron un alto precio en la lucha por la paz y la seguridad en Euskadi.

Estos actos de memoria son expresión de un profundo compromiso hacia la memoria de aquellos que dieron su vida en el cumplimiento de su deber.

Sin embargo, no solo representan un reconocimiento a su sacrificio; son un acto colectivo que busca reforzar los valores de convivencia y respeto por los derechos humanos.

La memoria sobre estos momentos tristes, aunque dolorosa, resulta esencial para construir un futuro más justo y pacífico.

Históricamente, la violencia de ETA ha dejado cicatrices que aún perduran en la sociedad vasca.

El homenaje a Pacheco y otros agentes caídos se convierte no solo en un recuerdo, sino en una llamada a seguir luchando por la paz, la protección y el respeto a los derechos humanos, ya que la democracia se construye también desde el reconocimiento de quienes dieron su vida por ella.

A través de estos recordatorios, la Ertzaintza reafirma su compromiso con la sociedad, recordando a sus caídos y educando a las futuras generaciones sobre la importancia de no olvidar el pasado.