El gobierno de Estados Unidos prepara un anuncio sobre posibles factores relacionados con el autismo, incluyendo el uso de analgésicos comunes durante el embarazo. Expertos advierten que las evidencias son limitadas y la controversia está servida.

Imagen relacionada de la controvertida relacion entre el uso de tylenol en embarazo y el autismo

Aunque todavía no se conocen todos los detalles, se rumorea que uno de los temas principales será la relación entre el uso de ciertos medicamentos durante el embarazo y el riesgo de desarrollar autismo en los niños.

Este anuncio ha encendido las alarmas en la comunidad científica y en organizaciones médicas, que advierten sobre la necesidad de analizar con cautela los estudios existentes.

Supuestamente, la administración planea alertar a las mujeres embarazadas sobre el posible riesgo de tomar analgésicos de venta libre, en particular el paracetamol, conocido comúnmente en países hispanohablantes como Tylenol.

Aunque este medicamento ha sido considerado durante décadas como seguro y efectivo para aliviar dolores y reducir fiebre en el embarazo, algunas investigaciones recientes sugieren que su uso podría estar asociado con un aumento en la probabilidad de que el bebé desarrolle autismo.

Sin embargo, estas afirmaciones no están respaldadas por un consenso científico sólido y muchos expertos consideran que los datos son insuficientes para hacer recomendaciones definitivas.

El paracetamol, que en Europa se vende bajo diferentes marcas como Panadol, y en países de habla hispana como una opción segura, ha sido un pilar en el manejo del dolor en embarazo.

La sustancia fue introducida en el mercado en la década de 1950 y, desde entonces, ha sido objeto de numerosos estudios que avalan su perfil de seguridad.

Sin embargo, en los últimos años, algunos investigadores han comenzado a explorar la posibilidad de que el uso excesivo o en ciertas circunstancias pueda tener efectos adversos en el desarrollo neurológico del feto.

Supuestamente, la administración busca también vincular el uso de leucovorin, un medicamento que generalmente se emplea para tratar efectos tóxicos de quimioterapia y algunas formas de anemia, como un posible tratamiento para el autismo.

Se administra en dosis altas y su uso en pacientes con autismo todavía está en fase experimental

La leucovorin, cuyo nombre genérico es ácido folínico, se administra en dosis altas y su uso en pacientes con autismo todavía está en fase experimental.

Algunos estudios pequeños, realizados en países como India, sugieren que puede haber una mejoría en ciertos síntomas, pero la comunidad científica advierte que estos resultados son preliminares y no concluyentes.

El autismo, una condición que afecta el desarrollo neurológico y las habilidades sociales, ha sido objeto de numerosas investigaciones a nivel mundial.

La prevalencia ha aumentado en las últimas décadas, con datos del CDC que indican que en 2022 uno de cada 31 niños de 8 años ha sido diagnosticado, en comparación con uno de cada 150 en el año 2000.

Aunque algunos expertos atribuyen este aumento a una mejor detección y a cambios en los criterios diagnósticos, otros sugieren que factores ambientales y genéticos también juegan un papel.

Supuestamente, la administración Trump ha señalado que la exposición a toxinas ambientales podría ser un factor clave en la epidemia de autismo. Sin embargo, la comunidad científica mayormente sostiene que no existe evidencia concluyente que respalde esta hipótesis y que la genética sigue siendo uno de los principales determinantes.

Organizaciones dedicadas a la investigación y al apoyo a personas con autismo han manifestado su escepticismo respecto a las declaraciones que vinculan el uso de medicamentos como el paracetamol con el autismo.

Muchos expertos advierten que promover soluciones simplistas para un trastorno tan complejo puede desviar la atención de investigaciones más profundas y de intervenciones efectivas.

En definitiva, aunque el anuncio aún no ha sido oficialmente divulgado, la comunidad médica recomienda a las futuras madres consultar siempre con profesionales antes de tomar cualquier medicamento durante el embarazo.