El árbol del Rockefeller Center ilumina Nueva York y marca el inicio de una Navidad espectacular

La inauguración del árbol de Rockefeller Center en Nueva York abre oficialmente la Navidad, con una estrella de Swarovski y un conjunto de historias que giran en torno a la tradición de las decoraciones festivas.

La puesta en marcha de este símbolo invernal atrae a multitudes cada año y establece el tono de una de las celebraciones más icónicas de la ciudad.

Este año, el abeto noruego escogido para la exhibición mide 75 pies de altura, es decir, aproximadamente 22,9 metros, y proviene de una zona cercana a Albany, Nueva York.

La tradición de traer un árbol de esas características a la plaza central de Manhattan persiste como una de las imágenes más reconocibles de la #Navidad en Estados Unidos.

Corona la copa del árbol una estrella de Swarovski que pesa cerca de 900 libras, lo que equivale a unos 408 kilos. Este adorno no solo añade brillo, sino que se ha convertido en un emblema de la construcción de recuerdos compartidos entre generaciones.

El operativo de iluminación, que año tras año acapara la atención de residentes y turistas, no se limita a un simple encendido: es un ritual que transforma la ciudad, conviertiéndose en un punto de encuentro para personas que desean celebrar la fiesta y tomar conciencia de que la ciudad cambia con la llegada del frío y las luces.

Supuestamente, el costo anual asociado a la #iluminación y al montaje del montaje escénico podría superar varios millones de euros, un gasto que refleja la magnitud de la producción y el mantenimiento de una instalación de estas características.

Este dato, sin embargo, varía según las campañas y los servicios contratados cada temporada.

En paralelo a este acontecimiento concreto, se han visto resonancias de una tendencia que ya venía tomando forma en los hogares. Según una encuesta de YouGov, alrededor del 20% de los hogares que exhiben un árbol navideño planean incorporar más de uno este año. En la práctica, eso se traduce en salas, cocinas y rincones de la vivienda adornados con árboles de distintos tamaños y temáticas, algo que ha convertido la decoración navideña en un fenómeno de múltiples piezas y estilos.

La explicación psicológica de estos gustos no es ajena a la #cultura popular: los expertos señalan que la iluminación cálida

La explicación psicológica de estos gustos no es ajena a la cultura popular: los expertos señalan que la iluminación cálida, las decoraciones y las melodías asociadas a la Navidad pueden aumentar la sensación de bienestar, reducir el estrés y activar recuerdos afectivos.

En otras palabras, la decoración funciona como un catalizador de memorias familiares y de comunidad, alimentando un sentimiento de pertenencia que muchos buscan al cerrar el año.

Más allá del encanto estético, el fenómeno de la iluminación navideña también se ha convertido en un motor de turismo y de negocio local. Guías y analistas señalan que la exhibición del #Rockefeller Center dinamiza comercios cercanos, favorece la economía de la zona y refuerza la imagen de #Nueva York como una metrópoli que abraza la tradición sin perder su ritmo contemporáneo.

Aunque la estrella y el abeto sean el centro de la escena, la narrativa de estas fiestas se enriquece con historias de familias que llevan la Navidad a cada rincón de sus hogares, con árboles en el salón, en la cocina y, a veces, incluso en espacios insólitos.

En este marco, la ciudad no solo celebra con luces públicas, sino que también se convierte en un espejo de la diversidad de #tradiciones que convierten la Navidad en una experiencia compartida.

En síntesis, la inauguración del árbol de Rockefeller Center no es únicamente un encendido técnico, sino un ritual que marca el inicio de un ciclo festivo lleno de brillo, memorias y posibilidades para quienes buscan convertir la ciudad en un escenario de celebración y convivencia.