La demanda de viviendas compactas en Estados Unidos revela un problema estructural en el mercado inmobiliario, donde la escasez y los altos precios limitan las opciones para muchos compradores y quienes buscan reducir su tamaño de vivienda.

Imagen relacionada de el mercado inmobiliario necesita viviendas mas pequenas y su escasa presencia dificulta el acceso a la vivienda

El mercado de la vivienda en Estados Unidos enfrenta un desafío persistente: la falta de viviendas de menor tamaño que sean accesibles para una amplia gama de familias y personas.

Según expertos en el sector, la escasez de viviendas de 140 metros cuadrados o menos, conocidas comúnmente como viviendas pequeñas, está contribuyendo a la crisis de accesibilidad y limitando las opciones para quienes buscan una vivienda asequible o adecuada a sus necesidades.

Históricamente, Estados Unidos ha favorecido la construcción de casas grandes, especialmente en las periferias de las ciudades, impulsadas por la búsqueda del sueño americano y la generación de mayores márgenes de ganancia para los constructores.

En 2025, el promedio de metros cuadrados en nuevas viviendas unifamiliares alcanzó aproximadamente 223 metros cuadrados, un aumento significante respecto a décadas anteriores, cuando estas casas solían tener entre 130 y 150 metros cuadrados.

Esta tendencia ha sido alimentada por regulaciones municipales, incentivos económicos y cambios en las preferencias del mercado, que han favorecido viviendas de mayor tamaño.

Sin embargo, esta estrategia ha reducido la oferta de viviendas pequeñas, que representan solo el 20% de las construcciones nuevas, según un informe reciente.

La consecuencia es una menor liquidez en el mercado, dificultando que los primeros compradores puedan ingresar o cambiar de vivienda, lo que perpetúa la desigualdad y la falta de opciones.

Expertos como Thomas Malone, economista de Cotality, advierten que la escasez de viviendas compactas crea un efecto en cadena: cuando hay menos opciones en ese segmento, los compradores permanecen más tiempo en sus hogares actuales, lo que a su vez limita la disponibilidad para nuevos compradores y aumenta los precios en general.

A nivel histórico, la preferencia por casas más grandes fue motivada por la expansión suburbanista en el siglo XX, cuando las empresas constructoras buscaban maximizar beneficios en lotes más grandes.

Pero a medida que las ciudades crecieron y el costo del suelo aumentó, este modelo empezó a mostrar sus limitaciones.

Las regulaciones urbanísticas también juegan un papel crucial. En ciudades como Boston y Cambridge, las leyes municipales exigen lotes más grandes, un tamaño mínimo de vivienda y amplias zonas de estacionamiento, lo que limita la densidad y la construcción de viviendas más pequeñas y eficientes.

Por otra parte, en comunidades con menor poder adquisitivo, las viviendas pequeñas y asequibles son fundamentales. En Lowell, Massachusetts, Cathy Mercado, directora de la Asociación de Vivienda del Valle de Merrimack, destaca que proyectos como Acre Crossing Residences ofrecen oportunidades de acceso a la vivienda para familias con ingresos bajos y moderados.

Estas viviendas, que oscilan entre 70 y 100 metros cuadrados, sirven como viviendas iniciales, residencias permanentes o viviendas para personas mayores.

En California, casas similares en tamaño a las de Lowell, construidas en los años 40 y 50, han visto cómo sus valores se duplican en poco más de una década, alcanzando actualmente alrededor de 600.000 euros (unos 660.000 dólares). Este incremento refleja tanto la escasez de viviendas pequeñas en el mercado como la tendencia de los propietarios a mantener y mejorar sus hogares, en lugar de vender y construir desde cero.

Michelle Leder, quien compró una casa modesta en Los Ángeles en 2013 por aproximadamente 150.000 euros (unos 165.000 dólares), comenta que su vivienda, de unos 115 metros cuadrados, sigue siendo una opción viable para su familia, pero reconoce que las viviendas similares son cada vez más difíciles de adquirir para los jóvenes que quieren iniciarse en el mercado.

En conclusión, la falta de viviendas pequeñas en Estados Unidos no solo limita la movilidad social y el acceso a la propiedad, sino que también afecta la sostenibilidad urbana y la diversidad del mercado.

Se necesitan políticas que incentiven la construcción de viviendas compactas, densificación urbana y reformas regulatorias que permitan un desarrollo más equilibrado y accesible para todos.