A pesar de la caída en la producción nacional, todavía existen empresas en EE.UU. que mantienen viva la fabricación de productos para el hogar, enfrentando desafíos como los aranceles y la competencia internacional.

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Hace aproximadamente 41 años, la abuela de Sara Irvani fundó una compañía de calzado en Buford, Georgia, en un momento en el que la mayoría de los zapatos en Estados Unidos se fabricaban en el país.

Sin embargo, en la actualidad, esa cifra ha caído dramáticamente, y solo alrededor del 1% de los zapatos que se venden en EE.UU. se producen en territorio nacional.

En su momento, Buford fue un centro importante para la fabricación de calzado, con varias fábricas operando en la zona. Hoy, en cambio, la única fábrica que permanece en pie es la de Oka Brands, que sigue produciendo calzado en Georgia. La campaña controvertida de aranceles impulsada por el expresidente Donald Trump, que buscaba incentivar la producción local mediante el aumento de impuestos a las importaciones, ha generado un debate intenso sobre el estado actual de la manufactura en Estados Unidos.

Trump afirmaba que la subida de impuestos a los productos importados podía reactivar la industria nacional y motivar a los consumidores a comprar productos fabricados en EE.UU. Sin embargo, la realidad es que la inflación, que ha subido significativamente en los últimos cinco años, ha encarecido los productos importados, haciendo que la compra de artículos nacionales sea aún más atractiva para algunos consumidores.

Una encuesta de octubre realizada por Morning Consult para la Alianza por la Manufactura Americana reveló que la mayoría de los estadounidenses prefieren productos fabricados en Estados Unidos cuando los encuentran, aunque solo un 40% de ellos sabe con certeza dónde se producen sus electrodomésticos o ropa.

La resistencia de los fabricantes locales a mover sus operaciones al extranjero ha sido impulsada por un fuerte compromiso con la calidad, la comunidad y los empleos.

Empresas como Liberty Tabletop, que se autodeclara como la última fabricante estadounidense de cubiertos de acero inoxidable, y Nordic Ware, que produce bandejas para hornear en Minnesota, son ejemplos de compañías que han decidido mantenerse en EE.UU. y competir en base a la calidad en lugar de precios. Según Amity Messett, directora de ventas y marketing de Liberty Tabletop, comprar local significa apoyar comunidades, empleos y vecinos.

El declive en el número de trabajadores en la manufactura estadounidense ha sido drástico, pasando de un pico de 19.6 millones en 1979 a aproximadamente 12.7 millones en 2025. La proporción de empleo en esta industria respecto a todos los trabajos fuera del sector agrícola ha caído del 29% en 1960 a solo el 8% en la actualidad.

No obstante, en los últimos años se ha observado una pequeña recuperación, impulsada por una renovada pasión por el movimiento