Entérate de las diferencias entre el impuesto de sucesiones y el impuesto de herencia, y cómo puedes evitarlos.
La muerte puede ser un tema incómodo de tratar, pero también es un evento que puede desencadenar una serie de obligaciones fiscales que muchos ignoran.
Los impuestos de sucesiones y herencia son dos conceptos que a menudo se confunden, pero son diferentes y entender sus implicaciones es crucial para la planificación patrimonial.
El impuesto de sucesiones se aplica al patrimonio del fallecido y se calcula sobre los activos que este poseía al momento de su fallecimiento. Este impuesto se paga antes de que los bienes sean distribuidos a los herederos. Por otro lado, el impuesto de herencia es una carga fiscal que asumen los beneficiarios sobre los activos que reciben. En la actualidad, el gobierno federal de EE. UU. únicamente impone un impuesto de sucesiones, mientras que algunos estados pueden tener tanto impuestos de sucesiones como de herencia.
Las tasas de impuestos varían significativamente entre los diferentes estados. Por ejemplo, en 2024, el umbral para el impuesto de sucesiones federal es de 12,6 millones de euros (13,61 millones de dólares), y se aplica una tasa que oscila entre el 18% y el 40%, según el valor de la herencia.
Sin embargo, estados como Oregón tienen un umbral de 1 millón de euros, lo que significa que muchos más herederos podrían verse afectados por este impuesto.
Según datos del IRS, en 2022 se presentaron solo 8,130 declaraciones del impuesto de sucesiones, un aumento del 32% respecto al año anterior. La recaudación total fue de 20.8 mil millones de euros (22.5 mil millones de dólares). Sin embargo, se espera que esta cifra aumente drásticamente después de 2025, cuando se reduzca a la mitad el monto exento de impuestos de sucesiones debido a la expiración de ciertas disposiciones fiscales.
Es importante señalar que no existe un impuesto federal sobre la herencia, lo que significa que los beneficiarios no tienen que informar sobre los activos heredados a la IRS, aunque cualquier ganancia generada después del fallecimiento y antes de la distribución sí debe ser reportada.
Para aquellos que buscan minimizar o evitar estos impuestos, hay varias estrategias disponibles. Una opción es realizar donaciones en vida a los posibles beneficiarios, ya que cada año se permite un monto exento de impuestos. En 2024, ese monto es de 18,000 euros (19,000 dólares en 2025). Otra alternativa es trasladar los activos a un estado donde no haya impuestos de sucesiones o herencia.
Además, establecer un fideicomiso irrevocable puede ser una forma efectiva de proteger los activos, ya que una vez que se establece, estos no se consideran parte del patrimonio del fallecido y, por lo tanto, no están sujetos a impuestos de sucesiones.
La planificación anticipada es esencial para evitar sorpresas desagradables. Es recomendable consultar con un asesor fiscal o financiero para entender mejor cómo estos impuestos pueden afectar su patrimonio y qué pasos puede tomar para proteger a sus herederos de cargas fiscales excesivas.
Prepararse adecuadamente puede marcar una gran diferencia en la herencia que se deja a la siguiente generación.
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