Cambios fiscales podrían hacer dudar a la mayoría de estadounidenses sobre donaciones en efectivo

Análisis de los cambios en la ley tributaria de Estados Unidos que afectarán las deducciones por donaciones y su posible impacto, con equivalentes en euros y recomendaciones para planificar la ayuda benéfica.

Imagen relacionada de cambios fiscales donaciones efectivo 2026 eeuu

A continuación se explica, con datos aproximados convertidos a euros, qué cambia y qué estrategias podrían considerar quienes desean apoyar a sus organizaciones favoritas sin perder beneficios fiscales.

Para las personas que actualmente itemizan, dos cambios claves entrarían en vigor en 2026. En primer lugar, se establecería un nivel mínimo de deducción equivalente al 0,5% de la renta bruta ajustada, conocido como floor de AGI. En la práctica, eso significa que solo las donaciones que superen ese 0,5% del AGI serían deducibles. Por ejemplo, si alguien tiene un AGI de 200.000 dólares, los primeros 1.000 dólares donados no serían deducibles bajo la nueva regla. En euros, eso sería aproximadamente 920 euros de ese umbral. En segundo lugar, se impondría un tope del 35% sobre el valor de las #deducciones detalladas (no solo de las donaciones) para los contribuyentes en la parte más alta de la escala impositiva.

Eso implica que, para un donante de alto ingreso con una donación de 10.000 dólares, la deducción total podría reducirse a unos 3.500 dólares en lugar de 3.700, que sería el beneficio bajo las reglas actuales. En euros, 10.000 dólares equivalen aproximadamente a 9.200 euros y la deducción reducida sería alrededor de 3.220 euros, según las tasas de conversión aproximadas. Supuestamente, estos cambios buscan simplificar el sistema y aumentar la recaudación, pero podrían alterar significativamente la motivación de donantes de mayor capacidad.

Para quienes no itemicen y siguen la vía de la deducción estándar, habría una novedad central: una deducción “above-the-line” para donaciones en efectivo, válida para contribuyentes que presenten la declaración sin detallar.

En el nuevo esquema, la deducción podría cubrir hasta 1.000 dólares para contribuyentes solteros y 2.000 para parejas que presentan conjuntamente. Traducido a euros, sería aproximadamente 920 euros para solteros y 1.840 euros para parejas. Cabe señalar que estas deducciones serían aplicables solo a donaciones en efectivo y no se ajustarían por inflación de forma anual. En el contexto histórico, la idea de una deducción adicional para donaciones se asemeja a la medida temporal adoptada durante la pandemia de 2020-2021, cuando se ofrecía una deducción única de 300 dólares para individuos y 600 dólares para parejas, lo que supuestamente impulsó un aumento de las donaciones de montos menores, según datos de la época.

En euros, esos antiguos montos serían de alrededor de 276 euros y 552 euros, respectivamente.

Independientemente del modelo, los expertos advierten que la naturaleza de las donaciones podría cambiar. Supuestamente, quienes ya planifican sus #impuestos podrían aprovechar la nueva estructura para concentrar donaciones en un año en particular (bunching) y así maximizar el beneficio fiscal dentro de los límites permitidos.

En 2025, algunos asesores sugirieron coordinar donaciones para evitar verse limitados por el nuevo tope del 35% y la nueva regla de AGI, mientras que otros podrían preferir retrasar aportes hasta 2026 para disfrutar plenamente de la deducción completa que ofrece la tasa impositiva vigente.

Entre las herramientas que suelen emplearse para optimizar las donaciones se encuentran los fondos asesorados por donantes (DAF) y las fundaciones privadas

Entre las herramientas que suelen emplearse para optimizar las donaciones se encuentran los fondos asesorados por donantes (DAF) y las fundaciones privadas.

En el primer caso, el donante obtiene una deducción inmediata y reparte el dinero a lo largo del tiempo; en el segundo, mantiene control directo sobre los fondos y su asignación anual, aunque con costos y trámites mayores.

Estas estrategias podrían ser particularmente atractivas para quienes esperan cambios significativos en la carga fiscal de largo plazo. En euros, las conversiones de montos aconsejan planificar con antelación, ya que la disponibilidad de liquidez y la volatilidad cambiaria pueden afectar el valor real de las donaciones a lo largo del tiempo.

Históricamente, las deducciones para donaciones han sido utilizadas para estimular la filantropía y sostener organizaciones benéficas durante periodos de crisis.

Datos de años anteriores muestran que la recaudación de fondos puede responder a incentivos fiscales, y que millones de contribuyentes se beneficiaron de deducciones temporales en momentos de alta recaudación y necesidad social.

Aunque las proyecciones sobre 2026 incluyen supuestos que podrían cambiar, la idea central es que la planificación anticipada y la comprensión de las reglas actuales y futuras serán decisivas para el comportamiento de los donantes.

Qué deben hacer, en la práctica, los contribuyentes que desean apoyar causas de su preferencia? Primero, evaluar su AGI y el uso actual de la deducción detallada frente a la deducción estándar.

Si se espera entrar en el rango de las deducciones detalladas, podría valer la pena considerar donaciones más grandes en el año corriente para aprovechar la totalidad de la deducción bajo las reglas vigentes.

Si no se itemiza, podría ser estratégico considerar las donaciones en efectivo dentro del marco de la deducción “above-the-line” cuando corresponda.

Segundo, explorar herramientas como DAF o fundaciones privadas para distribuir las donaciones a lo largo del tiempo, manteniendo cierta flexibilidad ante cambios fiscales futuros.

Tercero, mantener un registro claro de cada donación, su fecha y su método de entrega, para justificar deducciones ante la autoridad tributaria. Y cuarto, revisar de forma periódica el impacto de la inflación y ajustar las estrategias cuando corresponda. Aunque la verdadera magnitud de estos cambios podría depender de la aprobación final y de la interpretación de la normativa, la preparación proactiva permitirá a donantes y organizaciones benéficas navegar con mayor claridad en un entorno fiscal que podría volverse más complejo a partir de 2026.