El Congreso de Estados Unidos ha aprobado un proyecto de ley fiscal que incluye una medida para eximir del pago de impuestos a las propinas durante varios años. Esta iniciativa podría beneficiar a miles de trabajadores, aunque sus efectos serán limitados para muchos de ellos, y tendría un costo estimado de unos 36.000 millones de euros en cuatro años. Analizamos qué impacto tendría esta propuesta en los ingresos de los empleados y cómo podría cambiar el panorama fiscal para millones de estadounidenses.

El pasado 22 de mayo, el Congreso de Estados Unidos dio luz verde a un amplio proyecto de ley fiscal impulsado por los republicanos, que entre sus múltiples medidas incluye una provisión para eliminar temporalmente los impuestos sobre las propinas recibidas por ciertos trabajadores.
La iniciativa, que aún debe ser aprobada por el Senado y firmada por el presidente, busca ofrecer un alivio fiscal a empleados en sectores donde las propinas constituyen una parte significativa de sus ingresos.
Esta propuesta, si se concreta, beneficiará principalmente a empleados de hostelería, restaurantes y servicios similares, quienes tradicionalmente reciben propinas de los clientes.
La medida establecería una deducción fiscal temporal hasta 2028 para estos trabajadores y contratistas independientes en ocupaciones donde las propinas son una práctica habitual.
La idea es que estos empleados puedan conservar más de sus ingresos sin que sean gravados por el impuesto federal sobre la renta.
Desde una perspectiva histórica, Estados Unidos ha tenido una relación compleja con los impuestos sobre las propinas. La ley actual impone que las propinas sean consideradas ingresos gravables, lo que obliga a los trabajadores a pagar impuestos sobre ellas. Sin embargo, en muchas ocasiones, las propinas no se reportan completamente, lo que genera un problema de evasión fiscal y desigualdad en el sistema tributario.
La medida, que pretende crear una deducción fiscal temporal, beneficiaría a un segmento reducido pero importante de la fuerza laboral. Según análisis recientes, aproximadamente el 37% de los trabajadores que reciben propinas en EE.UU. no pagan impuestos sobre ellas en ciertos rangos de ingreso, lo que significa que la eliminación del impuesto representaría un ahorro promedio de alrededor de 1.500 euros anuales para estos empleados. La deducción sería especialmente significativa para los trabajadores con ingresos bajos y medios, que suelen depender en gran medida de las propinas para cubrir sus gastos básicos.
No obstante, la propuesta tiene sus críticos. Expertos en política fiscal señalan que el alcance de la medida es limitado y que solo beneficia a una pequeña fracción de los trabajadores. El economista Kyle Pomerleau, del Instituto de Empresa Estadounidense, argumenta que la política sería injusta, ya que algunos empleados con altos ingresos y en ocupaciones relacionadas no serían elegibles para la deducción.
Además, la medida solo aplicaría a impuestos sobre la renta, excluyendo los impuestos de seguridad social y Medicare, lo que reduce aún más su impacto en los empleados de bajos ingresos.
En cifras, estudios del Yale Budget Lab estiman que unos 4 millones de trabajadores en Estados Unidos, aproximadamente el 2.5% de la población activa, se beneficiarían de esta medida, con un ahorro promedio de unos 1.700 euros anuales. La mayoría de estos beneficios recaerían en trabajadores con ingresos entre 17.000 y 51.000 dólares anuales, mientras que las personas con ingresos inferiores a 17.000 dólares experimentarían un ahorro menor o nulo.
El costo total de implementar esta exención fiscal se calcula en unos 36.000 millones de euros en cuatro años, según datos del Comité Conjunto de Impuestos. Aunque representa solo una fracción del costo total del proyecto de ley, que podría sumar cerca de 3.600.000 millones de euros en déficit adicional, su impacto en la recaudación y en la redistribución de ingresos es notable.
A nivel político, la medida ha generado debates. Mientras que los republicanos la defienden como una forma de aliviar la carga fiscal de los trabajadores en sectores específicos, algunos demócratas y expertos en políticas sociales advierten que podría profundizar las desigualdades y reducir los ingresos del Estado para financiar programas sociales esenciales.
Por otro lado, el Senado ha aprobado una ley separada, denominada 'Ley de No Impuesto sobre las Propinas', que propone una deducción fiscal para propinas en efectivo de hasta 25.000 euros, aunque excluye a los empleados con altos ingresos. Esta iniciativa podría influir en la futura forma en que se legisla sobre el tema y modificar algunos aspectos de la propuesta del Congreso.
En conclusión, si la ley avanza y se implementa, millones de trabajadores en Estados Unidos podrían ver aumentos en sus ingresos netos de hasta unos 1.500 euros anuales. Sin embargo, el impacto será desigual y limitado para muchos empleados, además de representar un costo considerable para las arcas públicas. El debate continúa abierto sobre cómo equilibrar alivios fiscales con la sostenibilidad del sistema tributario y la equidad social en uno de los países con mayores disparidades económicas del mundo.