Un nuevo proyecto de ley en Estados Unidos propone crear cuentas de ahorro federales para niños, con un depósito inicial de 900 euros, con el objetivo de fomentar la inversión temprana y ofrecer igualdad de oportunidades económicas desde la infancia.

Un innovador proyecto de ley en Estados Unidos busca establecer cuentas de ahorro financiadas por el gobierno para niños nacidos entre 2025 y 2029, con la intención de promover la educación financiera y la estabilidad económica desde una edad temprana.

La propuesta, conocida inicialmente como la Cuenta de Crecimiento y Progreso, ha sido renombrada por la Cámara de Representantes como la Cuenta Trump, en reconocimiento a su impulso por parte del expresidente Donald Trump.

Este plan contempla un depósito inicial de 900 euros (equivalente a 1,000 dólares estadounidenses) por parte del gobierno federal para cada niño nacido en el período mencionado.

Además, los padres podrán contribuir hasta 4,500 euros anuales (equivalente a 5,000 dólares) en una cuenta que se invierte en fondos diversificados, principalmente en índices bursátiles de EE.UU., como el S&P 500. Las aportaciones y los rendimientos de estas cuentas estarán exentos de impuestos en las retiradas que se utilicen para gastos educativos, compra de vivienda o inicio de un pequeño negocio.

Lo interesante de esta iniciativa es que no hay requisitos de ingresos para acceder a las cuentas, siempre que el niño sea ciudadano estadounidense y ambos padres tengan número de Seguridad Social.

La propuesta ha sido respaldada por figuras políticas como el senador Ted Cruz, quien ha señalado que estas cuentas permitirán que todos los niños tengan una participación en la economía, independientemente de su origen familiar.

Desde una perspectiva histórica, la idea no es completamente nueva. En 2016, el senador Cory Booker propuso un sistema similar llamado 'baby bonds', que asignaba depósitos iniciales según los ingresos familiares. Sin embargo, esa propuesta no logró avanzar en el Congreso. La diferencia ahora radica en que la propuesta de la 'Gran Ley' busca una implementación a nivel federal, con un enfoque en la igualdad de oportunidades.

El concepto de cuentas de ahorro para niños ha sido adoptado ya por algunos estados y ciudades en EE.UU. con diferentes modelos. Por ejemplo, Connecticut ofrece cuentas a bebés en programas de Medicaid con un depósito inicial de 3.200 euros, mientras que Iowa inicia con 450 euros y realiza contribuciones anuales hasta que los niños cumplen 18 años. En ciudades como Atlanta y San Francisco, existen programas similares que entregan fondos para la educación universitaria, logrando que los niños con fondos en sus cuentas tengan una probabilidad seis veces mayor de asistir a la universidad y cuatro veces más de graduarse.

Este tipo de programas no solo fomentan la educación y la inversión, sino que también ayudan a reducir las desigualdades económicas. Estudios muestran que tener un fondo de ahorro para la educación aumenta significativamente la probabilidad de que los niños accedan a la universidad y completen sus estudios, ya que crea expectativas y una mentalidad positiva respecto al futuro.

En términos de crecimiento, una inversión de 900 euros en un fondo que siga el rendimiento del índice S&P 500, con una tasa promedio del 10% anual, podría crecer a aproximadamente 9.700 euros en 25 años. Esto demuestra cómo el poder del interés compuesto puede transformar una pequeña inversión inicial en un patrimonio sustancial para la adultez.

Aunque la propuesta aún requiere aprobación del Senado, su potencial impacto en la economía infantil y en la igualdad de oportunidades ha generado un amplio interés.

La historia de las políticas de ahorro infantil en EE.UU. muestra que estas iniciativas, si se implementan a gran escala, pueden tener efectos duraderos en la movilidad social y en la reducción de la pobreza.

Expertos en finanzas y economía señalan que este tipo de programas son una inversión en el futuro del país, ya que facilitan que las generaciones más jóvenes puedan acceder a la educación superior, comprar su primera vivienda o emprender un negocio.

La esperanza es que, con el apoyo de estas cuentas, muchos niños puedan crear un camino hacia la estabilidad económica y el bienestar a largo plazo, rompiendo ciclos de pobreza y desigualdad.

En conclusión, la propuesta de las cuentas de ahorro para bebés en la 'Gran Ley' representa una estrategia innovadora que podría marcar un antes y un después en las políticas de bienestar infantil en Estados Unidos, promoviendo una economía más inclusiva y equitativa para todos desde la infancia.