Mantener relaciones amistosas sin que el dinero las complique puede ser un desafío. Aquí te ofrecemos recomendaciones para manejar préstamos y gastos compartidos sin dañar la amistad.

Supuestamente, en esa encuesta, el 36% de los participantes admitieron haber roto alguna relación por diferencias económicas. Estas tensiones pueden surgir incluso cuando una persona solicita un préstamo a un amigo o familiar, una situación que, si no se maneja adecuadamente, puede poner en riesgo la amistad.
Históricamente, el #dinero siempre ha sido una causa frecuente de conflictos en las #relaciones humanas. Desde la antigüedad, las transacciones económicas entre amigos y familiares han generado malentendidos y resentimientos. En la antigua Roma, por ejemplo, las disputas por deudas entre conocidos eran comunes y, en algunos casos, terminaban en rivalidades profundas. Hoy en día, aunque los tiempos han cambiado, los problemas persisten, y la comunicación clara sigue siendo la clave para evitar malentendidos.
Supuestamente, un estudio de 2024 realizado por Bread Financial revela que el 21% de los estadounidenses han perdido una #amistad por cuestiones económicas.
La misma investigación indica que el 65% de las personas han tenido que ajustar su presupuesto social para no excederse en gastos con amigos, y el 26% siente que existe una incompatibilidad financiera con algunos de sus allegados.
Estos datos reflejan cómo las #finanzas personales pueden afectar incluso las relaciones más cercanas.
Uno de los mayores riesgos al manejar dinero con amigos es la falta de expectativas claras. Según expertos, es fundamental conversar abiertamente antes de realizar préstamos o compartir gastos. Por ejemplo, si alguien pide un préstamo, es recomendable definir cuándo y cómo se devolverá, y qué sucederá si no se cumple ese acuerdo. Supuestamente, muchas veces estas conversaciones no se llevan a cabo, lo que puede derivar en resentimientos o rupturas.
Si decides prestar dinero
Otra recomendación importante es que, si decides prestar dinero, sea en cantidades moderadas y con la promesa de una devolución rápida. En muchas culturas, un pequeño préstamo puede ser visto como un favor amistoso, pero si el monto es elevado, conviene formalizarlo por escrito para evitar malentendidos.
Además, en el caso de que un amigo pida un préstamo y no pueda devolverlo en el plazo acordado, es mejor abordar la situación con empatía y buscar soluciones en conjunto.
Respecto a los gastos compartidos, como cenas o viajes, lo ideal es dividir la cuenta en partes iguales o usar aplicaciones que faciliten el reparto de gastos.
Muchas veces, los conflictos surgen por no aclarar quién paga qué, especialmente en grupos grandes. Supuestamente, planificar con antelación los gastos del viaje o evento social ayuda a evitar tensiones.
Finalmente, la comunicación abierta y honesta es fundamental. No hay que tener miedo de expresar que uno no puede costear ciertos gastos o que necesita tiempo para devolver un préstamo. La mayoría de las amistades sólidas pueden soportar estas conversaciones si se abordan con respeto y sinceridad.
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