El sector de las criptomonedas continúa siendo un campo de aprendizaje para los inversores, revelando enseñanzas que trascienden el mundo digital y que son aplicables a cualquier tipo de inversión. Desde cambios de mercado hasta la psicología del inversor, estas lecciones son clave para entender y afrontar la volatilidad y las tendencias del mercado financiero.
Presuntamente, este sector ha sido un duro maestro que enseña lecciones que trascienden el mundo digital, ofreciendo enseñanzas eternas que pueden aplicarse en cualquier modalidad de inversión, incluyendo acciones tradicionales, fondos indexados y otros activos financieros.
Supuestamente, en la última década, las #criptomonedas como Bitcoin, Ethereum, Solana y Dogecoin han pasado de ser proyectos casi desconocidos a convertirse en fenómenos mundiales.
En 2014, el Bitcoin valía aproximadamente 400 euros, y actualmente, su valor ronda los 35.000 euros, lo que refleja un crecimiento exponencial. Sin embargo, este ascenso también ha estado acompañado de caídas vertiginosas del 70% o más, en apenas unos meses. Esto hace que el sector sea una especie de aula rigurosa, donde los inversores aprenden a base de golpes.
Una de las primeras lecciones que enseña el mercado cripto es que, aunque las narrativas tecnológicas y las historias de éxito cambien con el tiempo, la psicología y el comportamiento humano permanecen constantes.
Hace una década, pocos conocían de Bitcoin o Ethereum; hoy, estos nombres son familiares en todo el mundo. Sin embargo, la reacción de los inversores ante las subidas y bajadas sigue siendo similar. Cuando una criptomoneda se dispara varias veces, la mayoría siente que ya es tarde para entrar, y el FOMO (miedo a quedarse fuera) los impulsa a comprar en el pico, justo antes de las caídas.
Supuestamente, esto demuestra que las tendencias del mercado cambian, pero las emociones humanas no. La avaricia, el miedo y la esperanza siguen siendo los motores principales, y muchas veces llevan a decisiones irracionales. La historia del mercado cripto es un recordatorio de que la euforia puede ser peligrosa, y que lo más inteligente es mantener una estrategia racional y disciplinada.
Dos personas que compraron Bitcoin en diferentes momentos pueden tener percepciones diametralmente opuestas sobre su inversión
Otra lección importante es que el sentimiento del inversor es muy dependiente del camino recorrido. Supuestamente, dos personas que compraron Bitcoin en diferentes momentos pueden tener percepciones diametralmente opuestas sobre su inversión. Un inversor que compró en 2017, cuando Bitcoin costaba unos 400 euros, y vio cómo su valor aumentaba a 35.000 euros en 2024, probablemente vea la caída a 20.000 euros como una oportunidad de compra. En cambio, alguien que compró en el pico de 2021, cuando alcanzó casi 70.000 euros, y sufrió una caída del 70%, puede sentir que su #inversión está en crisis y que ya no vale la pena.
Presuntamente, este fenómeno, conocido como efecto de disposición o dependencia del camino, indica que la historia personal de cada inversor influye en sus decisiones futuras, incluso si las circunstancias cambian.
La pérdida de confianza en la inversión puede impedir que se aprovechen futuras oportunidades.
Finalmente, la lección más difícil de seguir es no estar demasiado apegado a las inversiones. En el mundo de las criptomonedas, existe el dicho de que los inversores no deben 'casarse con sus activos'. Esto significa que, si bien una inversión puede parecer prometedora, aferrarse emocionalmente a ella puede ser un error costoso. Presuntamente, los inversores que se vuelven demasiado optimistas o confiados en sus decisiones tienden a ignorar señales de advertencia, exponiéndose a pérdidas considerables.
Para evitar esto, muchos expertos recomiendan realizar revisiones periódicas, como sesiones de 'evaluación en frío' cada trimestre, donde se analicen las inversiones con una visión crítica y sin emociones.
La clave está en reconocer cuándo un activo ya no cumple con las expectativas iniciales y estar dispuesto a vender si las circunstancias cambian.
En conclusión, las criptomonedas, con su volatilidad extrema y su historia llena de altibajos, enseñan lecciones valiosas sobre la naturaleza humana y la psicología del inversor.
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