Un aficionado adquirió una réplica de un Mercedes-Benz de 1934 y gastó aproximadamente 7.600 euros en reparaciones, enfrentándose a múltiples desafíos mecánicos y administrativos. ¿Valió la pena la inversión en un coche que combina historia y pasión por las antigüedades?

El coche, una réplica construida en fibra de vidrio con líneas elegantes y detalles que evocan la época dorada de la industria automotriz, fue adquirida en Estados Unidos por Coyle, quien supuestamente encontró la oportunidad en un anuncio en Vermont por unos 32.000 dólares, equivalentes a aproximadamente 29.300 euros. Sin embargo, tras decidir hacer la compra, el proceso de #restauración no fue sencillo. La reparación total, que incluyó ajustes en el sistema eléctrico, mecánico y estético, requirió la intervención de tres mecánicos diferentes en varias etapas y un desembolso adicional de unos 7.600 euros.
Uno de los aspectos más curiosos de esta historia es la serie de contratiempos que enfrentó Coyle, desde problemas con la wiring hasta dificultades en la calibración del motor.
Supuestamente, el vehículo estaba equipado con un motor de un Chevrolet Camaro de 1971, que en su tiempo costaba aproximadamente 2.500 dólares, unos 2.300 euros, y que fue instalado para darle potencia y fiabilidad.
Durante el proceso, Coyle también enfrentó obstáculos administrativos y legales. En una ocasión, la policía local le llamó para informarle que su coche bloqueaba una entrada y que sería remolcado si no se movía. Supuestamente, el mecánico que estaba probando el vehículo se quedó sin gasolina y dejó el coche en una acera, situación que motivó que el propietario tuviera que gestionar la recuperación del coche con un remolque.
La inversión en reparaciones
Además, la inversión en reparaciones, que inicialmente se pensó en unos 5.000 euros, finalmente superó los 7.600 euros, sumando piezas, mano de obra y gestiones administrativas.
A pesar de los obstáculos, Coyle aseguró que la experiencia le dejó un profundo aprendizaje y un gran cariño por su vehículo. La réplica, que mide aproximadamente 5.3 metros de largo y ocupa casi dos espacios de estacionamiento estándar, se ha convertido en un símbolo de su pasión por la historia del automóvil.
Aunque considera venderla en el futuro, por ahora su objetivo es exhibirla en eventos y desfiles locales para que el público pueda apreciar esta pieza única.
Este tipo de restauraciones, que combinan elementos antiguos con tecnología moderna, se ha convertido en una tendencia creciente entre los coleccionistas.
Presuntamente, la popularidad de los coches clásicos ha aumentado en Europa, donde se estima que el mercado de #vehículos antiguos y réplicas mueve millones de euros al año.