La popular cadena de restaurantes italianos, que ya había atravesado dificultades financieras, ha solicitado nuevamente la bancarrota, evidenciando la crisis en el sector restaurantero en Estados Unidos.

La compañía, que actualmente opera bajo la modalidad de Capítulo 11, busca reorganizar sus finanzas tras una serie de dificultades económicas que la han llevado a una situación insostenible.
Según fuentes presuntamente cercanas a la empresa, la cadena en cuestión había logrado recuperarse en 2020 tras una primera bancarrota, la cual fue motivada por la pandemia y la reducción del turismo y la movilidad.
Sin embargo, las consecuencias de la crisis sanitaria y la posterior inflación en los costes operativos habrían vuelto a afectar severamente su rentabilidad.
Supuestamente, la cadena de restaurantes, que cuenta con más de 50 locales distribuidos en diferentes estados, habría reportado activos valorados en aproximadamente 45 millones de euros, incluyendo mobiliario, equipos de cocina y stock.
Por otro lado, sus pasivos superarían los 55 millones, destacando deudas con proveedores y salarios pendientes.
Presuntamente, la dirección de la compañía ha señalado que la decisión de acogerse al capítulo 11 busca permitir una reestructuración rápida y eficiente que garantice la sostenibilidad futura del negocio.
Entre las medidas propuestas, se contempla el cierre de algunos locales considerados no rentables, la renegociación de contratos de alquiler y la reducción de gastos operativos.
A diferencia de otros casos similares, no se espera que todos los establecimientos cierren de inmediato. Según declaraciones de un portavoz, actualmente no hay planes definitivos de cierre masivo, aunque sí se han cerrado algunos restaurantes en estados como Virginia y Missouri durante los últimos meses, en línea con la estrategia de reestructuración.
Supuestamente, una de las razones principales que llevaron a esta situación financiera adversa fue la competencia creciente en el sector de la restauración italiana en EE.UU., donde cadenas como Olive Garden y Carrabba's han fortalecido su presencia. Además, los costes de importación de ingredientes italianos de calidad se han incrementado, impactando en la rentabilidad.
Cabe destacar que, en los últimos años, varias cadenas internacionales y locales han enfrentado dificultades similares, en un contexto donde la pandemia aceleró las tendencias de cambio en los hábitos de consumo y la preferencia por comida rápida y delivery.
La #bancarrota de esta cadena italiana refleja
La bancarrota de esta cadena italiana refleja, supuestamente, la fragilidad del sector y la necesidad de adaptarse a un mercado en constante transformación.
Mientras tanto, expertos económicos presuntamente advierten que la reestructuración permitirá a la compañía mantenerse operativa en el corto plazo, pero sin una estrategia sólida de innovación y diferenciación, su futuro podría seguir siendo incierto.