El expresidente Donald Trump ha anunciado la imposición de un arancel del 100% sobre los chips de computadora importados, una medida que podría encarecer productos tecnológicos y afectar a los consumidores. Expertos advierten que esta decisión podría generar incrementos en precios de dispositivos electrónicos, automóviles y bienes de consumo, además de provocar posibles escasez en ciertos productos. La medida, aún en detalles confusos, forma parte de una estrategia de protección de la industria nacional, pero presuntamente también podría ralentizar el crecimiento del sector tecnológico en EE.UU. y repercutir en la economía global.

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Aunque los detalles específicos de esta medida aún permanecen en la penumbra, expertos en comercio y #tecnología advierten que dicha política podría encarecer una gran variedad de productos electrónicos, desde laptops y teléfonos inteligentes hasta automóviles y dispositivos médicos.

Supuestamente, esta estrategia forma parte de un esfuerzo para fortalecer la producción interna de semiconductores en Estados Unidos, país que ya produce una parte significativa de estos componentes, principalmente en la gama de chips de alta tecnología.

Según datos de la Oficina del Censo, EE.UU. exporta aproximadamente 50.000 millones de euros anuales en semiconductores, concentrándose en una producción de alto valor agregado, mientras que la importación total alcanza cerca de 55.000 millones de euros, principalmente desde países como Taiwán, Malasia y Corea del Sur.

Históricamente, Estados Unidos ha sido un líder en la fabricación de chips de alta gama, pero en las últimas décadas ha visto cómo la producción de chips más básicos se ha desplazado a países con costos laborales menores, como Malasia y Vietnam.

La decisión de imponer un arancel tan elevado supone, presuntamente, un intento de revertir esa tendencia y fomentar una mayor producción en suelo estadounidense.

Sin embargo, los expertos resaltan que esta medida podría tener efectos adversos a corto plazo, ya que las empresas podrían verse obligadas a subir los precios de sus productos para compensar los mayores costos de importación.

Supuestamente, las compañías que utilizan chips en sus procesos productivos, como fabricantes de automóviles, electrodomésticos y dispositivos electrónicos, podrían verse forzadas a trasladar estos costos a los consumidores.

Esto provocaría un aumento en los precios de productos tan diversos como coches, teléfonos inteligentes, electrodomésticos y equipos médicos. La Asociación Global de Electrónica estima que más del 60% de sus miembros reportan que las políticas arancelarias anteriores ya han incrementado sus costos y retrasado sus producciones.

Firmas como General Motors y Stellantis han declarado que los #aranceles existentes les han costado millones de euros en el último trimestre

En el sector automotriz, por ejemplo, firmas como General Motors y Stellantis han declarado que los aranceles existentes les han costado millones de euros en el último trimestre.

La imposición de un arancel adicional del 100% en chips podría agravar aún más esa situación, incrementando los costos y potencialmente generando retrasos en la fabricación y distribución de vehículos.

Asimismo, los talleres de reparación podrían experimentar un aumento en los costes de reparación de vehículos, dado que muchos usan chips para funciones esenciales.

Supuestamente, también hay preocupaciones sobre la posible escasez de ciertos productos. La pandemia del COVID-19 evidenció la vulnerabilidad de la cadena de suministro de semiconductores, causando escasez de automóviles, consolas de videojuegos y dispositivos electrónicos.

La nueva medida arancelaria, aunque no se espera que cause una crisis comparable, podría desincentivar la producción y hacer que las empresas reduzcan sus inventarios, generando posibles desabastecimientos en el mercado.

El impacto en los precios de los bienes de consumo será, según los analistas, una consecuencia inevitable. La inflación en el sector tecnológico podría aumentar, y los precios de los productos electrónicos y automóviles podrían subir en una escala que, presuntamente, afecte a la #economía de los hogares estadounidenses y, por extensión, a la global.

Algunos expertos sugieren que esto también podría influir en la competitividad de las empresas nacionales frente a sus rivales internacionales, al encarecer la materia prima y los componentes importados.

En conclusión, la medida anunciada por Trump, que supuestamente busca proteger y fortalecer la industria tecnológica estadounidense, presenta un escenario con posibles beneficios a largo plazo, pero también con riesgos inmediatos de aumento en los costos y escasez de productos.