Un juez federal en Estados Unidos ha dictaminado que Google no tendrá que vender su navegador Chrome ni su sistema operativo Android, pero deberá facilitar ciertos datos a sus rivales, en una decisión que podría transformar el mercado digital y las prácticas antimonopolio.

Sin embargo, la compañía deberá compartir ciertos datos relacionados con sus búsquedas y anuncios con sus competidores, en una decisión que podría tener profundas implicaciones para la competencia y la innovación en el sector digital.
Supuestamente, esta decisión llega tras meses de arduo litigio en el que el Departamento de Justicia acusó a #Google de monopolizar el mercado de búsqueda en línea y publicidad digital mediante prácticas anticompetitivas.
El juez Amit Mehta, quien lideró el caso, afirmó que Google utilizó pagos millonarios, equivalentes a unos 18 millones de euros anuales, para que empresas como Apple y Samsung preinstalaran Google Search como buscador predeterminado en sus dispositivos, lo que supuestamente supuso una restricción a la competencia.
El fallo no solo evita la venta de productos clave de Google, sino que también impone restricciones en sus acuerdos con fabricantes y desarrolladores.
La compañía podrá seguir pagando por la exclusividad en los navegadores y dispositivos, pero no podrá firmar contratos que excluyan a rivales. Además, deberá proporcionar a otros buscadores y plataformas de publicidad datos relevantes sobre el rendimiento de sus servicios, en una medida que algunos expertos consideran un paso hacia un mercado más abierto y competitivo.
Este fallo se produce en un contexto en el que las autoridades antimonopolio de diferentes países, incluyendo la Unión Europea, han impuesto multas millonarias a Google por prácticas similares, que suman decenas de miles de millones de euros en sanciones.
La Unión Europea, por ejemplo, multó a Google en 4.3 mil millones de euros en 2018 por favorecer su servicio de compras en detrimento de la competencia.
Expertos en #regulación digital señalan que esta decisión puede marcar un precedente para futuras acciones contra las grandes tecnológicas
Supuestamente, expertos en regulación digital señalan que esta decisión puede marcar un precedente para futuras acciones contra las grandes tecnológicas, cuyas prácticas monopolísticas han sido objeto de debate durante años.
La medida busca equilibrar el mercado, permitiendo que otros actores puedan competir en igualdad de condiciones, especialmente en un momento en que la inteligencia artificial y otras tecnologías emergentes están revolucionando el sector.
Por su parte, Google ha expresado que revisará cuidadosamente la sentencia, aunque supuestamente ha manifestado su preocupación por cómo estos cambios podrían afectar la privacidad de los usuarios y la calidad de sus servicios.
La compañía también afirmó que continuará invirtiendo en innovación y que la decisión no afectará su presencia en mercados clave.
Los analistas económicos estiman que el impacto financiero para Google en euros podría rondar los 16 millones de euros anuales en cumplimiento de las nuevas regulaciones.
Además, las acciones de Alphabet, matriz de Google, subieron aproximadamente un 6% en bolsa tras conocerse la resolución, reflejando el optimismo del mercado ante un marco regulatorio que podría promover una competencia más justa.
En definitiva, esta sentencia representa un paso importante en la lucha contra las prácticas monopolísticas en el sector tecnológico, con la esperanza de fomentar un entorno donde la innovación y la competencia puedan prosperar sin restricciones indebidas.