El programa de salud del 11-S ha recuperado su financiación y personal tras una fuerte presión política y social. Anthony Gardner, ex-empleado del programa, expresa su gratitud por la restauración de los recursos.

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El programa de salud del World Trade Center, que brinda atención y monitoreo a los héroes y sobrevivientes del 11 de septiembre, ha recuperado recientemente los recortes efectuados por el Departamento de Eficiencia del Gobierno (DOGE) tras una intensa presión por parte de los legisladores y la comunidad.

Anthony Gardner, un ex-empleado del programa, expresó su alivio por la restauración de su puesto y la financiación necesaria para continuar con la investigación sobre los efectos en la salud de los respondedores y afectados por los ataques terroristas de 2001.

Los recortes, que habían sido anunciados por el DOGE, generaron un gran descontento entre los miembros del Congreso, quienes instaron al presidente Trump a revertir las decisiones que ponían en riesgo tanto los empleos como los fondos destinados a la investigación.

Gardner, quien había sido despedido como parte de estos recortes, mencionó que estaba ansioso por regresar al trabajo y continuar apoyando a quienes han sufrido las consecuencias de los ataques.

El 21 de febrero, tras una manifestación bipartidista en apoyo al programa, la Administración de Salud y Servicios Humanos, bajo la dirección de Robert F.

Kennedy Jr., anunció la restauración de los empleos y las becas de investigación que fueron eliminados. Esto fue recibido con gran entusiasmo por parte de la comunidad de Nueva York, que valora el compromiso de proteger la salud de los que respondieron a la tragedia del 11-S.

Chuck Schumer, líder de la minoría del Senado, declaró que los recortes nunca debieron haberse planteado y alabó la decisión de Trump de restaurar los recursos necesarios para el programa.

'Cuando decimos 'Nunca olvidar', eso significa nunca dudar en nuestro compromiso de cuidar a quienes respondieron a la llamada el 11 de septiembre', afirmó Schumer, quien ha sido un defensor constante de los derechos de los afectados por los ataques.

Actualmente, el programa de salud del World Trade Center atiende a aproximadamente 130,000 miembros, quienes reciben tratamientos y monitoreo médico para condiciones relacionadas con la exposición a toxinas durante y después de los ataques.

Este programa fue establecido como parte de la Ley de Salud y Compensación James Zadroga de 2011, que fue el resultado de un intenso cabildeo y la movilización de los primeros respondedores que sufrieron enfermedades relacionadas con su trabajo durante la emergencia.

Gardner, quien perdió a su hermano en los ataques, expresó su gratitud hacia el presidente Trump por haber revertido las decisiones que amenazaban la salud y el bienestar de los sobrevivientes.

'Estamos listos para trabajar de nuevo y servir a nuestros héroes del 11-S', dijo con emoción, reflejando el espíritu de determinación de una comunidad que nunca olvida el sacrificio de quienes estuvieron en la línea del frente.

A pesar de la restauración, el futuro del programa sigue siendo incierto, especialmente dado que los problemas de financiación han sido recurrentes desde su creación.

Los recortes anteriores habían sido considerados un insulto para aquellos que recuerdan el compromiso de la nación de cuidar a sus héroes. La lucha por la financiación del programa de salud del 11-S continúa, y muchos en el Congreso han prometido mantener la presión para asegurar que no se repitan los errores del pasado.

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