La breve asociación entre Stefanos Tsitsipas y Patrick Mouratoglou se ha visto marcada por tensiones y resultados negativos, evidenciando los desafíos en el mundo del tenis profesional.

La relación, que solo duró dos torneos, terminó en una serie de acusaciones y declaraciones que han puesto en cuestión tanto la confianza como el rendimiento de uno de los promesas más importantes del circuito.
Tsitsipas, que en marzo pasado ocupaba una posición cercana al top 10 mundial, no ha logrado mantener su nivel tras la llegada de Mouratoglou. El griego, que en los últimos meses mostró una caída en su rendimiento, actualmente se encuentra en el puesto 30 del ranking ATP y sigue en caída libre.
Sus resultados recientes incluyen derrotas tempranas en torneos importantes como el Masters 1000 de Toronto, donde perdió en su primera partida ante el australiano O’Connell en sets consecutivos, evidenciando una notable baja en su nivel competitivo.
La experiencia con Mouratoglou, quien también ha entrenado a figuras como Serena Williams, ha sido tildada de insatisfactoria por algunos expertos y críticos del circuito.
La colaboración, que empezó con buenas expectativas, fue sacudida públicamente por las declaraciones del francés Patrick Mouratoglou. Mouratoglou, un entrenador con amplia experiencia y múltiples títulos, afirmó en su momento que Goran Ivanisevic, ante la situación de Tsitsipas, había criticado a su jugador públicamente, lo que consideró una falta de profesionalismo.
El entrenador francés argumentó que esas actitudes no corresponden a una relación de confianza que aún está en proceso de formación.
Por su parte, Goran Ivanisevic, ex campeón de Wimbledon y actual entrenador, no se quedó atrás y respondió a #Mouratoglou con una declaración en la que elogió su trabajo pero criticó el momento en que se hizo pública la discusión.
La tensión escaló con un comentario más directo del propio Ivanisevic, quien señaló que si Mouratoglou tenía algún problema, podía llamarlo en privado en lugar de hacerlo en público, dejando en claro las fracturas que se están gestando en el entorno del jugador.
Pero no es solo la discusión pública lo que ha sustancialmente afectado a Tsitsipas
Pero no es solo la discusión pública lo que ha sustancialmente afectado a Tsitsipas. Los resultados en cancha reflejan una caída significativa en su nivel. Desde que ganó el título en Dubai en marzo, su rendimiento ha decaído notablemente, con solo 11 victorias en 21 partidos. La falta de un revés sólido, un saque que no lastima y un drive que se aleja del nivel de un jugador de top ten, son elementos visibles que explican su descenso en la clasificación.
El incidente también ha puesto en el foco a Mouratoglou, quien no solo es conocido por sus éxitos en el tenis, sino también por sus polémicas declaraciones y su presencia mediática.
Nacido en 1970 en Francia, de padre griego y madre francesa, Mouratoglou se convirtió en uno de los entrenadores más influyentes del deporte después de fundar su academia en Niza en 2000.
Gracias a su trabajo con Serena Williams, con quien ganó 23 títulos de Grand Slam, alcanzó reconocimiento mundial y una reputación de técnico capaz de transformar a sus pupilos en campeones.
Desde su inicio en el mundo del entrenamiento, Mouratoglou ha trabajado con varias figuras destacadas, incluyendo a Naomi Osaka, Simona Halep, Coco Gauff y Holger Rune, alcanzando múltiples logros, como títulos de Grand Slam y medallas olímpicas.
Sin embargo, también ha sido criticado por algunos que cuestionan sus métodos y su influencia en los jugadores, además de sospechas sobre la gratuidad con la que algunas deportistas acceden a sus academias.
Recientemente, Mouratoglou incursionó en la televisión con su programa ’The Playbook’ en Netflix, donde comparte sus estrategias y filosofías de éxito, participando junto a personajes como Doc Rivers, José Mourinho y Jill Ellis.
El entrenador ha sabido mantenerse en el centro de la atención, no solo por sus logros, sino también por las controversias que lo rodean.
La relación entre #Tsitsipas y Mouratoglou, que pareció prometedora en un principio, termina siendo un capítulo más en la historia de un deporte que siempre ha estado marcado por egos, rivalidades y la presión de obtener resultados.