El destacado tenista y capitán italiano Nicola Pietrangeli, pionero en el tenis de su país y gran figura en la historia del deporte, falleció a los 89 años. Su legado incluye logros en Grand Slams, la Copa Davis y contribuciones como árbitro y embajador del tenis italiano, dejando una huella imborrable en la historia deportiva de Italia.
Su vida y carrera están llenas de hitos que trascienden generaciones, y su legado sigue inspirando a nuevos talentos en el deporte. Nacido en Túnez el 11 de septiembre de 1933, Pietrangeli fue un jugador emblemático que logró poner a #Italia en el mapa mundial del tenis.
Su carrera profesional estuvo marcada por éxitos en los Grand Slams, siendo bicampeón de Roland Garros en 1959 y 1960, y alcanzando otras finales en 1961 y 1964.
Además, fue campeón en dobles en 1959 formando dupla con Orlando Sirola. Sus triunfos en París fueron particularmente destacados, ya que derrotó a figuras como Ian Vermak y Lucho Ayala en las finales, enfrentándose en partidos que requerían de una gran resistencia física y una estrategia sofisticada.
Estos títulos colocaron a Italia en la élite del #tenis mundial, en una época donde pocos lograban conquistar un título de Grand Slam.
Pero la influencia de Pietrangeli trasciende los trofeos. Fue un referente en la Copa Davis, donde disputó un récord de 164 partidos, incluyendo 78 triunfos en individuales. Su pasión por representar a su país fue evidente, y condujo a Italia a las finales de 1960 y 1961, logrando el subcampeonato. Como capitán, llevó a Italia a conquistar su primer título en 1976, en una época en la que el mundo del tenis aún enfrentaba divisiones entre profesionales y amateurs.
Su participación en los Juegos Olímpicos de México en 1968, aunque no oficial en ese momento, dejó una huella importante: obtuvo una medalla de bronce.
Además, fue medallista de oro en los Juegos del Mediterráneo en Nápoles en 1963, un logro que valoraba enormemente dado que, en esa época, las medallas tenían un significado mucho más profundo para los deportistas que en la actualidad.
Pietrangeli también fue un jugador de doble excepcional, formando pareja con Orlando Sirola. Juntos lograron llegar a la final de Wimbledon en 1956, y en Roland Garros consiguieron el título en 1959 tras derrotar a las figuras australianas Neale Fraser y Roy Emerson.
Su historia también se caracteriza por una notable pasión por el #deporte y su país
Su historia también se caracteriza por una notable pasión por el deporte y su país. Vivió su infancia en Túnez durante la Segunda Guerra Mundial, enfrentando dificultades como la caída de una bomba cerca de su casa. La familia se mudó a Roma cuando él era adolescente, donde comenzó a integrar el mundo del tenis en un club tradicional llamado Parioli. Allí, su talento se fue desarrollando con la ayuda de un entrenador que también fue su inspiración y mentor: Adriano Panatta.
En los años 50 y 60, Pietrangeli fue uno de los mejores jugadores del mundo, permaneciendo en la clasificación mundial entre los diez primeros cuando el sistema oficial de ranking aún no existía.
Su estilo de juego, caracterizado por su elegancia y precisión, le valió el apodo de “el campeón de la Dolce Vita”, reflejando también su personalidad afable y carismática.
Tras su retiro como jugador, ocupó cargos como capitán y dirigente, siendo fundamental en el crecimiento y promoción del tenis en Italia. Su liderazgo quedó evidenciado en la final de #Copa Davis en 1976, que Italia ganó bajo su dirección, enfrentando adversidades y amenazas por su decisión de jugar en Chile durante la dictadura de Pinochet.
Además, fue un destacado árbitro en varias series, incluso en Argentina, mostrando su compromiso continúo con el deporte. En los últimos años, en sus días finales, sufrió de dolores lumbares y la pérdida de su hijo Giorgio, destacado surfista, lo que le generó un profundo dolor emocional.
Su legado es recordado con cariño y respeto en el mundo del tenis. Se le reconoce como un pionero que abrió caminos y elevó la reputación del tenis italiano en el escenario internacional. En palabras recientes, se destacaba que si bien Italia ahora tiene estrellas como Jannik Sinner, él fue el primero y uno de los más grandes, con un récord de 164 partidos en la Copa Davis que probablemente nunca sería superado.
Nicola Pietrangeli deja una huella imborrable en la historia del deporte, simbolizando el talento, la pasión y el compromiso que caracteriza a los grandes campeones.
