En 2003, la elite del tenis argentino alcanzó logros históricos en torneos internacionales, resaltando su crecimiento y consolidación en el circuito mundial en medio de un contexto socioeconómico complicado en Argentina.

Esta hazaña, ocurrida en un momento en que Argentina atravesaba una profunda crisis socioeconómica tras el estallido de diciembre de 2001, sirvió como un empuje anímico para una sociedad que buscaba puntos de referencia positivos en medio de tantas dificultades.
El torneo alemán, que en aquella época era considerado un Masters Series (actualmente conocidos como ATP 1000), reunió a las ocho mejores raquetas del mundo, y entre ellas, cuatro argentinas lograron avanzar a las semifinales: Guillermo Coria, Gastón Gaudio, David #Nalbandian y Mariano Puerta.
Este hecho no solo evidenció la calidad del talento local, sino que también reflejó una época dorada para el tenis argentino, que venía consolidándose desde principios de los años 2000.
En aquella temporada, David Nalbandian, quien en ese momento ocupaba el puesto 13 en el ránking mundial, logró vencer en una emocionante jornada al chileno Fernando González tras remontar un set y avanzar a la final.
Por su parte, Gaudio, en la posición 16 del ranking, mostró su enorme progresión tras aplastar al australiano Mark Philippoussis, futura figura de Wimbledon ese mismo año, con marcadores contundentes.
Mariano Puerta, con un ranking de 31 en ese momento, también dejó una huella importante tras conquistar la cancha en Acapulco en febrero y confirmar su buen momento en Hamburgo, venciendo al sudafricano Wayne Ferreira.
Guillermo Coria
El cuarto argentino en semifinales, Guillermo Coria, fue uno de los jugadores más destacados, derrotando al belga Olivier Rochus de manera muy convincente con parciales de 6-1 y 6-1.
Todo esto en un contexto de tensión social en Argentina. Los logros deportivos aportaron un respiro y dieron esperanza a una población que ansiaba sentirse representada en el escenario internacional. La solidaridad y la motivación que transmitieron estos deportistas fueron un ejemplo de cómo el deporte puede actuar como vehículo de superación en tiempos difíciles.
Estas actuaciones extraordinarias provocaron que muchos analistas y periodistas resaltaran el momento histórico del tenis argentino. La prensa argentina, en particular, destacó que tener a cuatro jugadores en semifinales de un Master 1000 por primera vez en la historia era un testimonio del esfuerzo y la calidad que había alcanzado esa generación.
Además, figuras como Martín Jaite, exjugador y entrenador, indicaron que estos resultados reflejaban un circuito más competitivo y una consolidación en el nivel mundial de los tenistas argentinos.
El impacto de ese torneo fue duradero. En el ranking, #Coria alcanzó la séptima posición, la mejor para un argentino desde 1983, cuando Guillermo Vilas ocupaba el quinto puesto mundial. Nalbandian también escaló posiciones, consolidándose en el top ten. Desde entonces, estos logros sirvieron de base para que el #tenis argentino siguiera formando figuras de renombre mundial, manteniendo su prestigio en la arena internacional.
A pesar de las diferencias internas en la cancha, especialmente la polémica relación entre #Gaudio y Coria durante aquella semifinal, el éxito del momento prevaleció como un símbolo de la fuerza del deporte en Argentina.
La victoria en Hamburgo no solo destacó la capacidad de los tenistas para competir al más alto nivel, sino que también reafirmó que la cantera argentina tenía el potencial para seguir dando grandes figuras en el mundo del tenis.