La amistad entre la Selección y sus fervientes hinchas se hace evidente en Barranquilla, donde el calor y la humedad acogen al equipo de Scaloni.

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Al abrirse la puerta del avión, una oleada de calor invade el interior, sorprende y abruma a los pasajeros.

El calor africano parece asestar un golpe al pecho, obstruyendo el flujo de aire y haciendo que los que descienden se sientan instantáneamente agobiados.

Barranquilla, en esta calurosa jornada, presenta un clima que supera los 38 grados, un contraste brutal con los frescos 12 grados que se experimentaron hace solo unas horas en el estadio Monumental.

La Selección Argentina, dirigida por Lionel Scaloni, alcanzó la ciudad cerca de las 20:30 horas en un vuelo chárter, y la cena programada en el lujoso Hotel Hilton Garden Inn, situado en la bulliciosa área comercial, se produce tan solo una hora después de la llegada.

Afortunadamente, el trayecto del aeropuerto al hotel fue fluido para el equipo albiceleste, ya que una manifestación por la falta de suministro eléctrico que los residentes de Las Trinitarias, un barrio contiguo a Barranquilla, realizaban desde hace días, se había despejado.

Los seguidores colombianos esperan con ansias la aparición de Paulo Dybala, la estrella más aguardada por el público local.

Con una camiseta de la Roma y un dibujo especial en mano que representa un momento de celebración junto a su padre, Vanesa, una admiradora colombiana, expresa: “Desde que lo vi jugar en Palermo, no he dejado de seguirlo.

Si juega el martes y anota, dolerá que sea contra Colombia, pero verlo feliz no se compara con nada.”


La emoción por la llegada de la Selección Argentina se siente en el aire, a pesar de la notable ausencia de Lionel Messi debido a una lesión y Ángel Di María, quien se alejó del equipo.

Sin embargo, los hinchas no dejan de mostrar apoyo, dirigiendo sus miradas y esperanzas hacia otros jugadores.

Jorge, un aficionado, manifiesta su tristeza por la falta de Lionel: “Nos duele verlo ausente, pero el Dibu Martínez también es un gran ídolo, él le entregó la Copa del Mundo a Messi”.

Por su parte, Santiago, un argentino residente en Bogotá que llegó a Barranquilla para ser parte del emocionante encuentro, tiene una preferencia distinta: “No me obsesiono con los delanteros, estoy muy contento si Otamendi juega.

Me encantaría ver a Cuti Romero y su entrega defensiva”.

Mientras la efervescencia alrededor de la Selección Argentina se mantiene, la atmósfera es diferente sin la presencia del ‘10’. Los hinchas permanecen a la espera, emocionados por presenciar a su equipo, el actual campeón del mundo, aunque la ausencia del ícono del fútbol argentino se siente en la multitud.

En medio de todo este calor, algunas gotas de lluvia comienzan a caer del cielo, un leve alivio que no logra combatir la humedad que emana del asfalto humeante de Barranquilla.