El club de Boedo atraviesa una grave crisis institucional y económica, marcada por denuncias judiciales, cambios en la dirigencia y dificultades para mantener su operatividad, poniendo en riesgo su estabilidad financiera en medio de un escenario de incertidumbre.

Desde varios meses, el club se encuentra sumido en una profunda crisis institucional y económica que pone en jaque su continuidad y desarrollo.
La problemática comenzó a escalar tras la difusión de un video que mostraba a su actual presidente, Marcelo Moretti, aceptando una transferencia de 25.000 dólares (aproximadamente 23.200 euros) a cambio de facilitar el fichaje de un juvenil para las inferiores. Este incidente generó una ola de denuncias judiciales por administración infiel y una fuerte desconfianza entre los hinchas y socios, quienes ya estaban desconcertados por una gestión marcada por controversias y decisiones polémicas.
La crisis también se agudizó cuando Moretti se vio obligado a solicitar licencia por tiempo indefinido a raíz de las investigaciones y la exposición pública del video.
La situación generó un vacío de poder en la dirigencia y una demora en la toma de decisiones que afectó la operatividad del club. El vicepresidente en funciones, Néstor Navarro, decidió renunciar ante la imposibilidad de gestionar en un contexto tan inestable, lo que dejó la institución en un estado de parálisis.
las arcas de #San Lorenzo se vieron seriamente afectadas
Durante esa etapa, las arcas de San Lorenzo se vieron seriamente afectadas, llegando incluso a no poder pagar sueldos, proveedores ni gastos administrativos.
Para hacer frente a la crisis financiera, algunos dirigentes recurrieron a fondos propios y donaciones de socios para cubrir necesidades básicas, como alimentación para los juveniles en la pensión y gastos en viajes para disciplinas como básquetbol y vóleibol.
La situación era tan apremiante que el club estuvo cerca de detener sus actividades deportivas y cerrar sus puertas por falta de recursos.
En medio de este escenario, se designó a Julio Lopardo como nuevo interventor, bajo ciertas condiciones para controlar los gastos. Lopardo implementó medidas como pagar solo lo estrictamente necesario y emitir cheques a corto plazo, evitando comprometer las finanzas a largo plazo.
Sin embargo, los ingresos por cuotas sociales y sponsoreo no alcanzaban para cubrir todos los gastos, lo que llevó a que el plantel profesional incluso llegara a realizar una huelga por deudas impagas.
A principios de septiembre, Moretti decidió levantar su licencia enviando un mail formal, generando confusión en los bancos y proveedores, que no sabían si la firma oficial era la de Lopardo o la suya.
La situación se complicó aún más cuando, tras una reunión clave con la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), se eligió a Ulises Morales para tomar el mando en una nueva etapa, gestionando fondos y buscando sponsors para evitar la quiebra.
Entre las gestiones de Morales, se consiguió un acuerdo con una empresa de electrodomésticos para patrocinar el pantalón del primer equipo a cambio de una suma aproximada a 290.000 euros (en dólares, unos 326.700 conservados por los 12 millones en productos). Sin embargo, la resolución judicial anuló esa asamblea y restableció la autoridad de Moretti, quien ahora vuelve a ser el principal dirigente en un escenario aún de gran incertidumbre.
La actualidad del club está marcada por la falta de secretaría y demás cargos clave, debido a renuncias y reestructuraciones internas. Sin un secretario y un prosecretario, y con un tesorero a punto de concretar su salida, la capacidad de firma del presidente está limitada, dificultando la celebración de nuevos contratos y la entrada de recursos vitales para afrontar una deuda de aproximadamente 7.500 millones de pesos argentinos, que equivaldrían a unos 60 millones de euros actuales. La única opción sería lograr una reestructuración financiera urgente que permita evitar la quiebra y retomar el rumbo, pero el tiempo apremia y el futuro del equipo sigue siendo incierto.