Las explosivas declaraciones de Néstor Ortigoza revelan problemas en la estructura dirigencial de San Lorenzo, lo que ha llevado a su separación del cargo en medio de una complicada situación deportiva.

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El ambiente en San Lorenzo se ha vuelto insostenible tras los recientes comentarios de Néstor Ortigoza, quien ha expuesto públicamente las problemáticas internas que sacuden al club.

Su revelación de no estar involucrado en el actual mercado de pases, junto a la falta de comunicación con el presidente Marcelo Moretti, ha desatado una serie de consecuencias inmediatas.

Horas después de que se conocieran sus declaraciones, Moretti tomó la drástica decisión de destituir a Ortigoza, tanto de su cargo en el fútbol profesional como en el juvenil.

La relación entre el máximo dirigente y Ortigoza ha sido severamente afectada, pasando de una situación tensa a una ruptura clara.

En una época donde los resultados deportivos no acompañan, con San Lorenzo eliminado recientemente de la Copa Argentina y situado en el puesto 24 de 28 en el torneo local, los conflictos dirigenciales se han vuelto más notorios.

A esto se suma la inminente disputa del partido de ida de los octavos de final de la Copa Libertadores ante Atlético Mineiro, lo que agrava aún más el estado de la institución.

Las palabras de Ortigoza en una entrevista, donde habló sobre las intrigas internas y la incomodidad que le genera que coloquen pasacalles con su nombre y los colores de Boca, indican un clima de descontento que parece arraigarse en las relaciones interpersonales del club.

Ortigoza, quien ha reiterado que su única responsabilidad se centra en el manejo del fútbol, ha marcado una línea de defensa ante las acusaciones que circulan respecto a su comportamiento dentro de la entidad.


"Si algún día me quieren echar, bueno, me iré tranquilo.

Yo a toda la gente la voy a seguir mirando a la cara como hasta ahora", afirmó Ortigoza, dejando claro que su postura ante la presión es firme.

Sin embargo, la medida de Moretti parece indicar que su rol dentro de la Comisión Directiva ya no es bienvenido, solo siete meses después de haber asumido.

Históricamente, San Lorenzo ha tenido que lidiar con crisis internas y conflictos dirigenciales.

A finales de la década de los 90, el club enfrentó grandes desafíos que culminaron en cambios de directores y la necesidad de sanear su economía.

En los últimos años, la situación no ha sido diferente, y la lucha por el poder y la toma de decisiones ha provocado divisiones que impactan en el desempeño del equipo.

Mientras tanto, la afición aguarda con expectativa y preocupación el desarrollo de los acontecimientos, esperando que las tensiones se resuelvan a favor del club.

La falta de cohesión entre la dirigencia podría seguir afectando no solo la imagen de San Lorenzo, sino también su rendimiento en el campo de juego.

Lo que antes se consideraba un club de tradición y éxito, ahora enfrenta un proceso de reestructuración que podría definir su futuro cercano.