El encuentro entre San Lorenzo y Rosario Central estuvo marcado por un clima hostil, con objetos explosivos lanzados desde la tribuna y la polémica relacionada con la dirigencia del club.

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El encuentro entre San Lorenzo y Rosario Central, disputado en el Estadio Pedro Bidegain, finalizó con un ambiente enrarecido tras un desagradable incidente.

A medida que el partido se acercaba a su final, dos explosiones se escucharon en el estadio justo cuando los jugadores del equipo visitante celebraban el gol de Enzo Copetti, que se produjo en el último minuto.

Desde uno de los sectores de la tribuna, un par de objetos fueron lanzados, generando una situación de caos y alarma entre futbolistas y aficionados.

Esta atmósfera tensa ya venía gestándose durante toda la semana. Un escándalo surgió cuando se divulgó un video en el que el presidente del club, Marcelo Moretti, aparecía recibiendo fajos de dólares como parte de un supuesto acuerdo para fichar a un joven talento.

Tras este escándalo, Moretti decidió solicitar una licencia y se 'autodenunció' a las autoridades, incluso en un contexto donde tres denuncias formales habían sido presentadas contra él.

Como consecuencia, la noche previa al encuentro, las autoridades realizaron un allanamiento en la sede del club y en la residencia del presidente. En los días previos al partido, no solo hubo revuelo en las redes sociales, sino que también el reconocido actor Viggo Mortensen se sumó a las voces que exigían su renuncia, al tiempo que varias pancartas aparecieron en el estadio pidiendo un cambio en la dirigencia.

Un ambiente caliente caracterizó el partido, que se mezcló además con el luto de los aficionados por el fallecimiento del Papa Francisco, famoso hincha del club.

En honor a su memoria, los seguidores desplegaron una bandera de grandes dimensiones en las gradas, lo que contrastaba con la tensión del ambiente.

La explosión que sorprendió a todos se dio en un contexto donde los hinchas de San Lorenzo, al ver cómo sus oponentes celebraban el tanto, reaccionaron de forma irracional.

Aunque las detonaciones no causaron heridos, sí generaron un considerable susto que provocó que muchos seguidores abandonaran sus asientos y se acercaran a las zonas donde se habían producido los incidentes en busca de los responsables.

Esta reacción, por otro lado, obligó al árbitro a solicitar garantías para continuar el partido, que se reanudó finalmente tras la confirmación de que no se había producido lesiones.

De cara al futuro, estas situaciones alarmantes pueden traer consecuencias graves para el club, que podría enfrentarse a sanciones administrativas y la posible clausura del estadio.

Esta no es la primera vez que un hecho de violencia ocurre en el fútbol argentino: la historia está plagada de episodios lamentables que manchan la reputación del deporte y de sus seguidores.

La hinchada de San Lorenzo deberá reflexionar sobre su comportamiento, ya que el fútbol, pese a ser una pasión, nunca debe convertirse en un espacio de violencia.

La lectura de estos acontecimientos debería llevar a un cambio de actitud y a una reflexión colectiva sobre el respeto y la convivencia en el marco deportivo.

El futuro de la relación entre dirigentes y aficionados depende de un clima más pacífico y respetuoso.