Reflejo de cómo el rugby femenino ha avanzado en Argentina en sus 40 años de historia, destacando su inclusión en competencias oficiales y el papel de las Yaguaretés.
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El rugby femenino en Argentina ha recorrido un camino largo y lleno de desafíos desde su primer encuentro hace 40 años, cuando las jugadoras de Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó se enfrentaron a un equipo que incluía a jugadoras de Alumni.
Este hecho marcó el inicio de lo que sería un viaje hacia la visibilidad y reconocimiento, no solo en el país, sino también en el ámbito internacional.
Históricamente, el rugby es un deporte que ha sido dominado por hombres, y la presencia femenina ha sido efímera y ha luchado por su lugar. A lo largo de más de dos siglos, las mujeres se han visto excluidas de muchas modalidades deportivas, y el rugby no fue la excepción. Durante años, muchos clubes se negaron a permitir que las mujeres participaran, perpetuando una cultura que a menudo subestimó su capacidad para competir en un deporte considerado 'brutal'.
La Unión Argentina de Rugby (UAR) ha dado pasos significativos hacia la inclusión, estableciendo competencias oficiales como la rama femenina del Torneo Nacional de Clubes y el Seven de la República.
Este progreso ha sido esencial para el desarrollo del rugby femenino en el país, que finalmente pudo contar con un equipo nacional, conocido como las Yaguaretés, nombre que reemplazó a Las Pumas en 2021 como símbolo de una identidad más inclusiva.
La capitana del seleccionado, Paula Pedrozo, quien ha estado dentro del rugby femenino desde sus inicios, comentó sobre los cambios que ha presenciado.
"Cuando comencé, el rugby era completamente amateur. Hoy tenemos mejores recursos, espacios y equipos", declaró. Su experiencia refleja el crecimiento del deporte y el cambio en la mentalidad de las jugadoras, que ahora se sienten más empoderadas para aspirar a competir en niveles más altos.
Las Yaguaretés han tenido un desempeño notable en los últimos años, ganando el Sudamericano en dos ocasiones consecutivas. Sin embargo, la competencia sigue siendo feroz. El próximo gran desafío es la Challenger Series 2025, donde intentarán clasificar para el Circuito Mundial. Este torneo es esperado con ansias, especialmente por el crecimiento que han experimentado en los últimos años.
"El rugby nos enseña valores fundamentales como el trabajo en equipo y la perseverancia", dice Pedrozo. Para ella, el deporte le ha brindado no solo habilidades físicas, sino también herramientas para desenvolverse y conectar con otras personas, algo que define como un aspecto crucial en su vida.
A pesar de las adversidades, el rugby femenino está obteniendo un lugar en la escena deportiva argentina gracias a la determinación de sus jugadoras y a los cambios culturales que, aunque lentos, están ocurriendo.
Aunque persisten ciertos prejuicios y la cultura en algunos clubes aún no es receptiva, el impacto que estas mujeres están haciendo es innegable.
El próximo 1 y 2 de marzo, las Yaguaretés tendrán su primera parada en Ciudad del Cabo, donde comenzarán su camino en el Challenger. El objetivo es claro: buscar una clasificación que les dé acceso al prestigioso Circuito Mundial de Rugby, algo que no solo representaría un hito en su trayectoria, sino también abriría puertas para la futura generación de jugadoras que aspiran a seguir sus pasos.
En conclusión, el rugby femenino en Argentina está lejos de ser un deporte que ha sido olvidado. A través de la lucha, la resistencia y el trabajo en equipo, las mujeres demuestran que tienen un lugar en este deporte, y que, a pesar de los obstáculos, están aquí para quedarse y para marcar la historia.