En una jornada histórica en Wellington, Sudáfrica venció de manera aplastante a Nueva Zelanda por 43-10, logrando su mayor triunfo en territorio anfitrión y recuperando la posición de liderazgo en el Rugby Championship. La derrota marca un punto de inflexión en el campeonato y deja a las aspiraciones de los All Blacks en entredicho.

Este resultado no solo les permitió a los #Springboks sellar su revancha tras la derrota en Auckland la semana anterior (24-17), sino que además les otorgó la cima del ranking de World Rugby y dejó la competencia completamente abierta para las jornadas restantes.
Para entender la magnitud de este triunfo, hay que rememorar que #Nueva Zelanda jamás había sido superada en casa por más de 15 puntos. Sin embargo, en esta ocasión, la diferencia se expandió hasta 33 puntos, con un marcador final que refleja con claridad la supremacía sudafricana, especialmente en la segunda parte.
En ese período, los Springboks anotaron 36 puntos sin respuesta, dejando en evidencia una superioridad física y táctica que sorprendió a propios y extraños.
La segunda mitad fue un recital ofensivo, en la que los visitantes mostraron un dominio absoluto, contrastando con la paridad inicial del primer tiempo.
El partido comenzó con cierta esperanza para los neozelandeses. A pesar de la contundencia, a la pausa los Springboks viajaban con ventaja de solo 10-7, tras un try de Leroy Carter y las patadas efectivas de Damian McKenzie, que compensaron un acierto de Cheslin Kolbe por parte de Sudáfrica.
Pero esa ilusión se desvaneció en la reanudación, cuando los sudafricanos salieron con una intensidad imparable y un físico superior, que les permitió sobrepasar a los #All Blacks en cada contacto.
Desde el comienzo del segundo tiempo, #Sudáfrica desplegó todo su repertorio. Tuvo en Kolbe una clara figura, que anotó un try que fue apenas el inicio de su exhibición. Posteriormente, jugadores como Damian Willemse, Andre Esterhuizen, Kwagga Smith y RG Snyman apoyaron en el ingoal neozelandés, mientras que Manie Libbok sumaba puntos con sus patadas al pie.
La defensa de Nueva Zelanda quedó completamente desbordada, incapaz de reaccionar ante la avalancha sudafricana.
Para los All Blacks
Este resultado, además de la imposición en el marcador, afronta varias interpretaciones. Para los All Blacks, supone un golpe durísimo al orgullo y una amenaza tangible a su invencibilidad en casa, una de sus mayores fortalezas a lo largo de la historia.
La derrota pone en duda también las decisiones tácticas del entrenador Scott Robertson, quien había llegado con expectativas renovadas tras sucesivas conquistas en el pasado reciente.
Por otro lado, Sudáfrica, con un plantel que combina tradición, fuerza física y tecnología moderna, reafirma su estatus como una de las potencias del rugby mundial.
El Rugby Championship, que aún tiene dos jornadas por disputarse, se ha convertido en un torneo sumamente atractivo y reñido. Actualmente, Australia lidera con 11 puntos, beneficiándose de puntos bonus, seguido de cerca por Sudáfrica y Nueva Zelanda con 10, mientras que Argentina, tras su victoria por 28-26 ante los Wallabies en Sídney, suma 9 puntos y todavía tiene opciones de pelear por el título.
La competencia se presenta intensa, con cada partido vital y cada detalle determinante para definir las posiciones finales.
De cara al futuro, Argentina enfrentará dos duelos consecutivos ante Sudáfrica: el 27 de septiembre en Durban y el 4 de octubre en Twickenham, Inglaterra, en un partido que será en realidad un doble enfrentamiento donde los argentinos intentarán mantenerse en competencia.
Mientras tanto, los All Blacks recibirán a Australia en Auckland antes de cerrar su campaña en Perth contra los Springboks.
Aunque la derrota en Wellington resulta un golpe duro para Nueva Zelanda, también sirve como recordatorio de que en el rugby moderno, ninguna historia está escrita y que las sorpresas pueden surgir en cualquier momento.