River Plate perdió 1-0 frente a Gimnasia en el Monumental en un partido marcado por una mala racha y decisiones polémicas, poniendo en riesgo su clasificación a la Copa Libertadores y la previa del histórico encuentro contra Boca Juniors.
El partido, correspondiente a la fecha del torneo local, tuvo un final dramático y lleno de polémicas, en un escenario que, fuera de la cancha, se asemeja a una verdadera pesadilla para los hinchas ‘millonarios’.
En un contexto donde las derrotas en casa se vuelven cada vez más frecuentes para River, la caída ante Gimnasia fue la cuarta en los últimos dos meses en condición de local, un dato que sorprende y alarma en un club histórico con una de las hinchadas más numerosas de Argentina.
Es importante recordar que, hasta hace poco, estas derrotas eran consideradas excepcionales, pero en los últimos tiempos se han convertido en una constante evidenciando problemas internos y una falta de ideas en el equipo.
El partido en sí estuvo marcado por decisiones arbitrales controversiales, especialmente en los minutos de adición del segundo tiempo, donde se concedió un penal por un supuesto agarrón en el área.
La pena máxima, ejecutada por Borja, fue detenida por el arquero rival y posteriormente esa jugada quedó en el centro de la polémica, reflejando la incertidumbre que atraviesa el fútbol argentino en cuanto a la justicia en los partidos.
Desde el comienzo, Gimnasia evidenció una estrategia sólida, con un equipo bien parado atrás y aprovechando las oportunidades cuando se presentaban.
La única anotación del encuentro vino tras una falta de Portillo a Merlini, que el VAR hizo validar, y que convirtió Torres desde los doce pasos. Ese gol fue suficiente para que Gimnasia festeje en Núñez, en un momento en que la clasificación a la Copa Libertadores 2026 comienza a tambalearse para River, que no logra encontrar su mejor versión.
Para el club, la situación de crisis no es nueva. Las derrotas consecutivas en condición de local en los últimos dos meses generan preocupación entre los dirigentes y la hinchada, que en las últimas semanas ya ha expresado su descontento con silbidos y gritos de protesta en el estadio.
La llegada de Marcelo Gallardo como entrenador había generado expectativas de revertir esta situación, pero los resultados no acompañan.
En la previa, Enzo Pérez, capitán del equipo, expresó confianza en la capacidad del plantel y en el mensaje del técnico. Sin embargo, en el campo de juego no se ha percibido esa rebeldía o espíritu de lucha que caracterizó a River en temporadas anteriores. La falta de una idea clara de juego y la lentitud en la circulación del balón hacen que el equipo se vuelva predecible y vulnerable, especialmente contra rivales que aprovechan esas oportunidades.
El próximo encuentro será un #Superclásico altamente decisivo
El próximo encuentro será un Superclásico altamente decisivo. River tendrá que enfrentarse a Boca Juniors en La Bombonera, un escenario que siempre impone y que, en este momento, puede definir el rumbo de la temporada.
Con una diferencia de cuatro puntos en la tabla, los ‘xeneizes’ llevan una ligera ventaja y llegarán con más confianza, después de haber recuperado el protagonismo con varias victorias consecutivas.
Este clásico será mucho más que un partido de fútbol; será un test de carácter y capacidad de reacción para River. La hinchada exige cambios y respuestas urgentes, mientras que el club necesita revertir una tendencia que podría complicar aún más sus aspiraciones internacionales y nacionales.
Mientras tanto, en toda la historia del fútbol argentino, River siempre se caracterizó por su capacidad de recuperación y por jugar momentos decisivos con el corazón.
El plantel, la dirigencia y los hinchas saben que este momento puede ser un punto de inflexión, o sencillamente, el inicio de un proceso de reflexión y cambio profundo.
