El uruguayo se marcha del club argentino con gratos recuerdos y un traspaso de 2,2 millones de dólares.

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Nicolás Fonseca ha cerrado un ciclo en River Plate, el cual, desafortunadamente, se vio empañado por un decepcionante partido en la ida de las semifinales de la Copa Libertadores frente a Atlético Mineiro en Brasil.

El mediocampista uruguayo, quien tiene 26 años y desempeñó el rol de mediocampista defensivo, no logró cumplir con las expectativas en ese crucial encuentro.

Esta situación ha motivado su salida del club, y su nuevo destino será León de México, que ha abonado aproximadamente 2 millones de euros por el 60% de sus derechos económicos.

A pesar de su salida, Fonseca se lleva consigo recuerdos entrañables de su estancia en el Millonario. Recordará con aprecio el espectacular gol que anotó ante Deportivo Táchira durante la fase de grupos de la misma Copa Libertadores. Asimismo, aseguró que uno de los momentos más emocionantes fue la atmósfera que se vivió en el Estadio Monumental tras la eliminación de Colo-Colo en los cuartos de final.

Por si fuera poco, también guarda con orgullo la victoria ante Boca Juniors en La Bombonera, uno de los encuentros más esperados del fútbol sudamericano.

Curiosamente, entre los recuerdos de su paso por el fútbol argentino, Fonseca se acordó de una falta notable que cometió en ese Superclásico, donde comenzó como titular.

Escenario que, sin lugar a dudas, es uno de los más emblemáticos del país. En el encuentro, River ya ganaba 1-0 gracias a un gol de Manuel Lanzini, cuando el uruguayo realizó una dura entrada sobre el jugador de Boca, Kevin Zenón.


Pese a que la infracción podría haber merecido una tarjeta roja, el árbitro solo le mostró una amarilla. El volante reflexionó sobre esa acción, ya que, a su juicio, quedó una “marquita” del partido.

"Esa patada superclásica va a quedar, dejamos una marquita", expresó Fonseca recientemente tras finalizar la pretemporada en San Martín de los Andes.

Por otra parte, el mediocampista también se detuvo a pensar en los momentos favoritos que vivió en River y la tristeza por no haber podido conquistar el título más preciado, la Copa Libertadores.

Aun así, el uruguayo mostró un espíritu resiliente, afirmando: "El objetivo principal, que era la Copa Libertadores, no se pudo, pero ganador hay uno sólo.

Hay que seguir trabajando para ser mejor".

A modo de despedida, el jugador confesó sentirse completamente agradecido por su paso por una institución tan grande como River Plant y por los recuerdos imborrables que se lleva consigo.

A medida que avanza hacia su nueva aventura en México, Fonseca deja atrás un legado cargado de momentos que atesorará para siempre, marcados tanto por sus logros como por los desafíos enfrentados en el fútbol argentino.