El equipo de Gustavo Costas buscará avanzar a la final de la Copa Libertadores por primera vez desde 1997, enfrentando al potente Flamengo en Río de Janeiro, en un duelo que marcará un hito en la historia del club.

El partido se jugará en el estadio Maracaná, uno de los recintos más emblemáticos del fútbol mundial, en Río de Janeiro, desde las 21:30 hora local.
La última vez que #Racing alcanzó las semifinales fue en 1997, cuando fue eliminado por Sporting Cristal en Perú. En aquel entonces, Argentina todavía no había adoptado el euro, y la economía local se encontraba en plena transformación tras años de crisis y reformas económicas que culminarían con la transferencia de la economía hacia una fase de estabilización y crecimiento en los años siguientes.
El tamiz de historia del club, que tiene en su haber una Supercopa Sudamericana y varios títulos nacionales, refleja la capacidad de este equipo de reinventarse y soñar con un regreso a la élite continental.
La última #semifinal en 1997 fue un torneo que quedó en la memoria de los hinchas, pues fue la culminación de un proceso en el que el club alineaba figuras de renombre y una estructura que, a pesar de las adversidades, logró plasmar sueños de gloria.
En la actualidad, Racing llega a esta instancia con una plantilla diezmada por lesiones y cambios. Las bajas de Juan Nardoni, Gabriel Rojas y Santiago Sosa, por lesión, han complicado la estrategia del técnico. Sin embargo, la mentalidad del grupo sigue siendo la de luchar con lo que tenga, confiando en la experiencia y en la mística del club. Gustavo Costas ha probado varias formaciones en los días previos, incluyendo una línea de tres defensores y cambios en el mediocampo, buscando una fórmula que pueda frenar el poder ofensivo del poderoso Flamengo.
El equipo brasileño, actual campeón del torneo y con un plantel valorado en aproximadamente 190 millones de euros según Transfermarkt, presenta en sus filas a jugadores de alta jerarquía y experiencia, como Filipe Luis en defensa, que sobrevive a las expectativas pese a su edad, y figuras jóvenes con proyección internacional, como Gonzalo Plata y Samuel Lino, que con sus potentes carreras por las bandas intentarán desbordar a la zaga de Racing.
Flamengo
Flamengo, que en su larga historia ha pasado por distintas fases de éxito y crisis, actualmente es uno de los clubes más ricos del continente. Su plantilla combina jugadores estrellas con contratos multimillonarios, como Jorginho, quien llega con un contrato de 109 millones de euros por 37 meses, y una línea ofensiva veloz y talentosa.
El equipo de Río, conocido por su estilo ofensivo y estilo de juego dinámico, suele desplegar una formación 4-2-3-1 que puede mutar en 4-2-4 en busca de mayor volumen en ataque.
El reto para Racing es mayúsculo. El equipo cordobés ha demostrado que puede competir con cualquiera, incluso perdiendo partidos algunos días, pero siempre dejando en claro su espíritu de lucha.
La historia reciente también evidencia que los brasileños, pese a su dominio y favoritismo, no han sido invencibles. Por ejemplo, #Flamengo perdió en casa ante Central Córdoba de Santiago del Estero en la fase de grupos y sufrió en La Plata ante Estudiantes, llegando a semifinales por penales.
Para Gustavo Costas, no hay miedo ante la magnitud del adversario. El entrenador afirmó que a pesar de las diferencias económicas y de plantel, “lo que importa es la pasión y el resultado en la cancha”. La mentalidad del equipo es buscar la clasificación y garantizar un lugar en la final en la próxima semana en Lima, donde la historia del fútbol sudamericano está llena de sorpresas, y muchos líderes creen que se puede dar el golpe del plumazo.
El ambiente en Racing es de esperanza y determinación. La hinchada, que llenará de apoyo el disponible Estadio Maracaná, confía en que su equipo pueda hacer historia y regresar a una final de Libertadores luego de toda una vida.
La noche de este miércoles será decisiva para escribir un capítulo más en la rica historia del club y para mantener viva la ilusión de levantar la copa por primera vez desde 1967, cuando alcanzaron la final en un torneo marcado por formatos diferentes y una competitividad que siempre se mantiene intacta.