En un emocionante clásico de Avellaneda, Racing muestra superioridad numérica pero no logra marcar. Un gol anulado por el VAR deja al público expectante.

El estadio General Perón, conocido popularmente como El Cilindro, fue el escenario de otro apasionante clásico de Avellaneda, donde Racing Club mostró su dominio en el juego en los primeros 45 minutos.

La situación se tornó aún más favorable para la Academia tras la expulsión de Damián Pérez, defensor de Independiente, quien dejó a su equipo en desventaja numérica.

A pesar de contar con un hombre más, el resultado se mantuvo 0-0, en parte debido a la intervención del VAR que frustró a los hinchas racinguistas.

Santiago Sosa, delantero del equipo local, logró marcar un gol que llenó de euforia a los seguidores, pero la alegría fue efímera ya que el árbitro, tras revisar las imágenes, determinó que el jugador estaba apenas por delante de la línea defensiva, siendo declarado fuera de juego por unos milímetros.

Esto dejó a Racing aún sin abrir el marcador, pese a sus intentos.

La expulsión de Pérez fue un momento crucial en el primer tiempo.

A los 30 minutos, el jugador cometió una falta sobre Baltasar Rodríguez, quien se escapaba en una jugada de contraataque hacia el arco rival.

La decisión del árbitro Nicolás Ramírez fue inmediata; mostró la tarjeta roja y dejó a Independiente con diez hombres.

Este fue el undécimo cartón rojo en la trayectoria de Pérez, que suma ya 470 partidos en su carrera.

Para el club roji-blanco, fue la segunda expulsión en 41 encuentros, siendo la anterior el 24 de marzo de 2023, en un partido contra River Plate que culminó en derrota.

Con la cancha a su favor, Racing intentó aprovechar la superioridad, aunque, a pesar de su dominio, los goles fueron esquivos.

En el ámbito del fútbol argentino, es común ver cómo los clásicos están llenos de emociones, rivalidades históricas y momentos controversiales, como la intervención del VAR, que ha suscitado tanto críticas como aplausos desde su implementación.

La historia del clásico de Avellaneda está repleta de eventos memorables, y esta edición no fue la excepción.

Al finalizar la primera mitad, los aficionados de Racing se retiraron al vestuario con el eco de las decisiones arbitrales resonando en sus mentes.

Mientras tanto, Independiente, que había comenzado el partido con una formación sólida, se vio obligado a reagruparse y encontrar una estrategia para equilibrar el juego en la segunda parte.

El desafío que se presenta hacia los equipos en estos encuentros intensos es mantenerse concentrados y aprovechar cualquier despiste del adversario.

Al culminar el primer tiempo, el marcador se mantenía en 0-0, un reflejo de la lucha constante en el campo y una muestra de la presión que implica jugar en un clásico.

El público, fiel a sus colores, espera que la segunda mitad traiga jugadas espectaculares y, quizás, el ansiado gol que decante la balanza hacia un lado.

La emoción está garantizada en el fútbol, donde cualquier cosa puede pasar en los segundos finales.