Racing Club pone fin a un año de ensueño con la conquista de la Copa Sudamericana, contrastando con la difícil situación que vive River Plate, que no logró acceder a la fase de grupos de la próxima Libertadores.

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La distancia entre Racing Club y River Plate nunca ha sido tan palpable como en su reciente encuentro. Con un equipo vestido de celeste y blanco que celebra su reciente victoria en la Copa Sudamericana a finales de noviembre, los jugadores de Racing llegaron al Cilindro de Avellaneda con una energía arrolladora.

En el aire resonaban los gritos festivos del público, que entonaba '¡dale campeón!' en cada rincón del estadio. Por el contrario, el equipo de River Plate, con un año lleno de decepciones, se encontraba en una situación crítica, buscando olvidar un 2024 marcado por la frustración tras no alcanzar la final de la Copa Libertadores.

En este clásico, Racing salió decidido a llevarse los tres puntos desde el primer minuto, presionando a River y convirtiendo el Cilindro en una verdadera olla a presión.

Con una estrategia bien definida, el técnico Gustavo Costas alineó un sólido doble cinco con Zuculini y Nardoni, quienes apoyaron en la creación de juego con Martirena y Rojas.

Juanfer Quintero, por su parte, se movió con inteligencia por el campo, desbordando y creando oportunidades que hicieron evidente la falta de cohesión en el equipo rival.

La estrategia de Racing fue clara: valerse de balones largos hacia Maxi Salas. Este delantero mostró una agilidad impresionante y logró desmarcarse en varias ocasiones, incluso ganando un mano a mano contra el arquero Armani. Aunque no concretó en esa ocasión, su presencia constante inquietó a la defensa de River. En un momento destacado del partido, Salas logró abrir el marcador con un impresionante cabezazo, poniendo el 1-0 en el marcador, tras un preciso centro de Juanfer Quintero, que estuvo muy cerca de marcar también un gol directo de tiro libre.


River, en cambio, no encontraba su ritmo y las frustraciones se acumularon rápidamente. A pesar de realizar un par de ajustes en el segundo tiempo, con el ingreso de jugadores como Aliendro y Borja, la falta de entrega y claridad en el juego se hizo evidente.

Las pocas oportunidades creadas fueron bien atajadas por el sólido arquero de Racing, Sosa. River se mostró incapaz de superar a la defensa rival, y sus intentos por anotar en la segunda mitad fueron infructuosos, lo que provocó que el público se volviera cada vez más crítico.

La victoria de Racing no solo les permitió celebrar ampliamente, sino que les dio la confianza necesaria tras un año de altibajos en la liga nacional.

A pesar de algunos tropiezos a lo largo de la temporada, como sus caídas ante Estudiantes de La Plata y Central Córdoba, la obtención de la Copa Sudamericana se convirtió en un bálsamo que les permitió finalizar el año en lo más alto.

Para River Plate, la conclusión de este año llega como una oportunidad de renovación, dejando atrás un período de incertidumbre e insatisfacción.

Sin embargo, el momento de celebración es indudablemente para Racing, un club que ha encontrado en la victoria un camino hacia el crecimiento y proyección de su equipo durante el próximo año, mientras que River Plate debe replantearse su visión para salir de esta crisis y buscar una nueva dirección en el 2025.