La leyenda argentina del pádel Fernando Belasteguín culmina su carrera a los 45 años, dejando un legado inolvidable en el deporte.
Fernando Belasteguín, considerado el mejor jugador de pádel de la historia, ha cerrado un capítulo importante en su vida al despedirse del deporte que dominó durante tres décadas.
En el torneo Milano Premier Pádel P1, Belasteguín, a sus 45 años, disputó su último partido profesional junto a su compatriota Valentino Libaak. La pareja se enfrentó al dúo formado por el español Javier Garrido y el brasileño Lucas Bergamini, sufriendo una derrota por 6-3 y 6-4.
La retirada de Belasteguín, conocido cariñosamente como 'Bela', fue acompañada de un torrente de emociones. Después del partido, fue imposible contener las lágrimas, una reacción natural tras haber dedicado gran parte de su vida al pádel. Con 30 años de carrera en su haber, entre 2002 y 2017, se mantuvo como el número uno del mundo, alcanzando un total de 230 títulos a lo largo de su trayectoria.
A pesar de sus logros, Belasteguín también se mostró consciente de los desafíos económicos que ha enfrentado, como mencionó en una entrevista reciente.
Sin embargo, su legado trasciende cualquier dificultad financiera, habiendo sido dos veces campeón mundial por parejas y seis veces campeón representando a Argentina.
Los recuerdos de su carrera pasaron frente a sus ojos mientras se despidió del pádel, un deporte que transformó en una disciplina global y que ha inspirado a numerosas generaciones de jugadores.
La última jugada de su carrera fue un revés que terminó atrapado en la red, pero eso no marcó el fin de una leyenda, sino el cierre de un ciclo en la vida de un atleta ejemplar.
Durante el partido, el público se mostró compasivo y solidario, alentando a 'Bela' en cada punto. La arena del Allianz Cloud fue testigo de momentos emotivos, con gritos de apoyo de los aficionados que resonaban en el ambiente: "¡Bela, no nos dejes!".
Cada rally y cada jugada eran un recordatorio de la esencia competitiva de Belasteguín, quien se retiró luchando y dando lo mejor de sí hasta el último instante.
En una reflexión final, Belasteguín expresó sobre su decisión de retirarse: "Tuve más momentos difíciles que buenos partidos, pero quería irme como lo he hecho durante toda mi carrera.
Luchando, combatiendo y llevando la pasión que siempre tuve por este deporte". Con su despedida, él deja un vacío difícil de llenar en el pádel, pero también una inspiración permanente para los futuros jugadores.
Su papel en la historia del pádel es indiscutible y su legado seguirá vivo en cada nuevo jugador que se adentra en este fascinante deporte. Belasteguín no solo fue un gran jugador, sino un verdadero pionero que ayudó a llevar el pádel a nuevas alturas globales, y su nombre permanecerá en la memoria colectiva como uno de los más grandes de todos los tiempos.