En una impresionante victoria, los Philadelphia Eagles se llevaron el Super Bowl LIX al vencer a los Kansas City Chiefs en Nueva Orleans, terminando el partido con un marcador de 40-22.
En una de las sorpresas más memorables de la historia de la NFL, los Philadelphia Eagles lograron una sólida victoria por 40-22 contra los Kansas City Chiefs en el Super Bowl LIX, el pasado domingo.
Este evento, que tuvo lugar en el Caesars Superdome de Nueva Orleans, marcó la búsqueda de los Chiefs por obtener un tercer campeonato consecutivo, algo que ningún equipo ha logrado hasta ahora.
El quarterback de los Chiefs, Patrick Mahomes, quien buscaba igualar el récord de cuatro títulos de Joe Montana, tuvo una jornada decepcionante. A pesar de su gran talento, Mahomes mostró su versión más imprecisa de la carrera frente a la formidable defensa de los Eagles, quienes tomaron venganza tras su derrota en la final de 2023.
Esta vez, los Eagles se llevaron el triunfo después de haber perdido hace menos de un año.
La caída de los Chiefs, que en un momento llegó a estar con un marcador de 34-0 en contra, representa un duro revés para la dinastía liderada por Mahomes y su compañero Travis Kelce, este último alentado desde las gradas por su pareja, la famosa cantante Taylor Swift.
El equipo se queda estancado con cuatro títulos, de los cuales tres fueron conquistados con Mahomes y Kelce al mando.
Por otro lado, los Eagles se regocijaron en su segundo triunfo en la historia del Super Bowl, añadiendo esta victoria a la de 2018. El quarterback Jalen Hurts, quien no pudo evitar la derrota del año pasado a pesar de su destacada actuación, se convirtió en el MVP de este encuentro, completando 221 yardas, lanzando dos touchdowns y anotando uno más por carrera.
"Pude aprender de la experiencia pasada, tanto de lo bueno como de lo malo", comentó Hurts, quien subrayó que "la defensa gana campeonatos".
Entre los asistentes al evento se destacó Donald Trump, el primer presidente en ejercicio en asistir a un Super Bowl, quien fue recibido con aplausos.
Trump, que ha tenido una relación complicada con la NFL, se reunió con familiares de las víctimas de un trágico incidente ocurrido en Nueva Orleans.
"Pensé que sería bueno para el país que el presidente estuviera en el juego", reconoció en una entrevista para Fox News, donde también opinó sobre los Chiefs como favoritos del encuentro.
En un contraste notable, la aparición de Taylor Swift generó silbidos entre el público, dado su respaldo público a la demócrata Kamala Harris, a la que Trump se ha opuesto en el pasado.
El espectáculo deportivo también contó con la presencia de Lionel Messi, que estuvo acompañado por sus colegas del Inter Miami, incluyendo a Luis Suárez y Sergio Busquets, quienes disfrutaron del espectáculo.
El tradicional espectáculo del intermedio fue protagonizado por Kendrick Lamar, quien també incluyó la colaboración de la cantante SZA y de la tenista Serena Williams, quien brilló en el escenario.
Lady Gaga, en una aparición sorpresiva, realizó una actuación conmovedora en Bourbon Street en homenaje a las recientes tragedias en EE. UU.
Incluso entre todas estas celebridades y el entretenimiento, la mayor sorpresa fue el colapso de los Chiefs. El encuentro se tornó rápido favorable para los Eagles gracias a un pase de Hurts a Jahan Dotson seguido de un touchdown de una yarda, lo cual marcó el inicio de su dominio.
A medida que el partido avanzaba, las frustraciones se multiplicaban para Mahomes y Kelce. Un drive desastroso resultó en un error monumental que llevó a una intercepción y un touchdown de Cooper DeJean, provocando el desánimo en la banca de Kansas City.
A pocos minutos del descanso, las cosas se complicaron aún más con otra intercepción a Mahomes, llevando a un sorprendente 24-0 al medio tiempo.
A pesar de los esfuerzos de los Chiefs en la segunda parte, que lograron anotar algunos touchdowns a través de Xavier Worthy y DeAndre Hopkins, no pudieron borrar la decepción.
Con esta victoria, los Philadelphia Eagles reafirmaron su estatus en la liga y pusieron un punto final a la búsqueda de los Chiefs de un tercer trofeo consecutivo.
