Martín Shatal, un argentino que llegó a Zambia para trabajar como videoanalista, logró realizar importantes cambios en un club local a pesar de los obstáculos que enfrentó en el camino.
Los desenlaces positivos suelen ser narrativas creadas para la gran pantalla que buscan reconocimientos como los premios Oscar y rara vez resuelven situaciones reales.
La historia vivida por Martín Shatal en Zambia, un argentino que comenzó a trabajar como videoanalista en un club local, parecía tener todos los ingredientes para ser llevada a la pantalla en forma de serie, pero le faltó el tan esperado final feliz.
Lo más reciente que realizó Shatal para el New Hope Waves fue una colecta al estilo Maratea, pero sin comisiones, con el objetivo de construir una nueva cancha de fútbol de mayor calidad.
Este equipo local jugaba en la tercera división regional en un campo de juego desigual, lleno de baches y sin césped.
Impulsado por la recaudación, decidió dejar su marca argentina en el club: los partidos pasaron a disputarse en el renombrado 'Diego Armando Maradona Ground'.
Tras publicar los detalles de la recaudación y realizar las diligencias necesarias para transferir el dinero recaudado, Shatal se despidió del lugar dejando los fondos y la expectativa de ver finalizada la obra a distancia.
A pesar de sus esfuerzos, la cancha aún carece de césped.
El proyecto original estimaba un costo de 3.000 dólares, pero Shatal logró negociar con la constructora para reducirlo a 2.100, con una audiencia promedio de 500 espectadores en una reunión que duró poco más de una hora.
A pesar de encontrarse en Buenos Aires en la actualidad, Shatal sigue comprometido con el continente africano.
Como responsable de una academia, planea innovar en el mercado futbolístico trayendo talentos del norte africano al fútbol argentino y otras ligas sudamericanas.
Además, está finalizando la creación de una organización civil que brindará apoyo a cerca de 200 niños en situación vulnerable, ofreciéndoles actividades, apoyo académico y talleres de oficios financiados de manera privada.
A pesar de los contratiempos y desafíos, Shatal avanza con sus proyectos y planea regresar eventualmente a Zambia, con la esperanza de ver la cancha con el 'verde césped' que tanto anhelaba.