Sue Ellen Carpenter, la enfermera que estuvo con Diego Maradona en el control antidopaje del Mundial 1994, ha vivido en el anonimato durante décadas y ahora comparte su historia.

El 25 de junio de 1994 marcó un antes y un después en la historia del fútbol y, en particular, en la vida de Diego Armando Maradona. Ese día, junto al futbolista, caminaba una enfermera que permanecería en el anonimato durante muchos años: Sue Ellen Carpenter.
Aunque el nombre de Carpenter no fue conocido hasta mucho tiempo después, su vida dio un giro radical tras ese breve pero trascendental encuentro en el control antidopaje del Mundial celebrado en Estados Unidos.
Durante más de tres décadas, ha construido una exitosa carrera en el campo de la medicina reproductiva, ganándose el respeto y el reconocimiento en su profesión.
Sin embargo, jamás se había referido públicamente al momento que la unió a Maradona, un instante que, para muchos, simbolizó la caída de uno de los más grandes en el deporte.
Aquellos que fueron testigos del encuentro recuerdan cómo Maradona, ya en las últimas, se despidió de la enfermera con una sonrisa y un autógrafo para otra profesional del equipo médico, mientras ella exclamaba: “¡Viva Maradona, viva Argentina!”.
Este episodio nunca volvería a ser mencionado por Carpenter, creando un halo de misterio que alimentaría especulaciones sobre su papel y la controversia generada por el resultado positivo del futbolista.
Maradona, tras el escándalo del doping, continuó su carrera y, a pesar de que las circunstancias lo habían afectado negativamente, pudo regresar a las canchas.
En contraste, el destino de Carpenter fue el opuesto; la confusión sobre su identidad contribuyó a la teoría de que hubo una conspiración en su contra, como sugirió Joao Havelange, presidente de la FIFA en aquel momento.
Maradona mismo salió en defensa de Carpenter, afirmando que ella no tenía culpa de la situación.
La enigmática enfermera pasaría al olvido, hasta que en 1996 se la vio nuevamente, esta vez en los Juegos Olímpicos de Atlanta. Ya no era solo una enfermera; había forjado su propia carrera en la medicina reproductiva, obteniendo reconocimiento por su trabajo. Dos años tras este evento, cuando las tensiones de Maradona habían disminuido, Sue Ellen Carpenter se convirtió en un nombre conocido. Ahora, a sus 64 años, dirige su propio centro de fertilidad, ha sido galardonada como una de las mejores doctoras en Atlanta y comparte su conocimiento a través de conferencias y publicaciones científicas.
A pesar de su éxito, Carpenter ha optado por mantener en un segundo plano su experiencia con Maradona. Un intento reciente de entrevistarla fue considerado en la comunicación con su oficina: "Si es por Maradona, la doctora Carpenter no es quien están buscando”, fue la respuesta clara de su secretaria, reafirmando su deseo de separar su vida profesional de aquel efímero episodio que, para muchos, la definió.
La historia de Sue Ellen Carpenter refleja la del famoso jugador argentino: ambas figuras unidas por un instante en el tiempo, pero con trayectorias que tomaron rumbos distintos.
La enfermera que pareció ser parte del escándalo se ha reinventado a lo largo de los años, dejando atrás la sombra de 1994 mientras continúa ayudando a parejas a cumplir su sueño de ser padres.
En conclusión, este relato no solo destaca la vida de una enfermera, sino que también invita a reflexionar sobre las repercusiones del famoseo y cómo su historia ha sido eclipsada por el legado de un ícono del deporte.