Hace tres décadas, Diego Maradona estuvo cerca de fichar por el Santos de Brasil en una negociación que involucró a Pelé, pero finalmente no se concretó. La historia revela cómo estuvo a punto de romper con los esquemas del fútbol mundial en 1995.

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Diego Armando Maradona, una de las figuras más enigmáticas y trascendentales en la historia del fútbol, siempre ha sido objeto de relatos que mezclan realidad y leyenda.

Su vida exhaustiva y llena de incidentes se ha convertido en un archivo interminable de anécdotas y gestas que desafían toda comprensión. Uno de los episodios más cercanos a una transformación radical en su carrera ocurrió hace exactamente 30 años, cuando estuvo a punto de incorporarse al club brasileño Santos, en una negociación que prometía convertirlo en una leyenda aún mayor.

Era mayo de 1995 y Maradona, tras su paso por Racing y con una sanción FIFA de 15 meses por doping en el Mundial de Estados Unidos 1994, buscaba volver a las canchas.

La idea de un regreso con un objetivo claro: prepararse para jugar en septiembre de ese mismo año, con el respaldo de un equipo que le permitiera retomar su nivel competitivo.

Mientras tanto, su figura seguía siendo fuerte en los medios y en el corazón de los aficionados, y sus movimientos siempre generaban expectación.

El acercamiento con Santos, uno de los clubes históricos de Brasil y hogar de Pelé, empezó en mayo de 1995, justo después de que Maradona anunciara su disposición a escuchar ofertas tras su salida técnica de Racing.

La gestación de esa negociación fue rápida y estuvo marcada por encuentros y conversaciones llenas de expectativa. El 13 de mayo, en Río de Janeiro, Diego se reunió con Pelé, quien entonces ocupaba el cargo de ministro de Deportes de Brasil. En ese encuentro, Pelé propuso que Maradona se uniera a la empresa Pelé Sports y Marketing, y en esa charla, el brasileño le manifestó que se trataba de un contrato de dos años, en el que la compañía gestionaría la imagen del futbolista.

Se hablaba de una oferta económica destacable; la prensa brasileña reportó un acuerdo por aproximadamente 15 millones de euros, equivalentes a los 18 millones de dólares que se mencionaron en ese momento, para unos 28 meses de contrato.

La propuesta incluía que Diego pudiera jugar con Edmundo y Careca, figuras emblemáticas del Santos en esa época. Quienes participaban en las negociaciones lo hacían entre Guillermo Coppola, representante de Maradona, y Daniel Bolotnicoff, abogado del futbolista, por parte de los intereses de Pelé.

A lo largo de estos días, Maradona se mostró entusiasmado, y era posible percibir que la posibilidad de jugar en Brasil, con Pelé, era algo tangible y cercano a la realidad.

Sin embargo, en la noche del 23 de mayo, un hecho clave cambió el destino de esas tratativas: la Comisión Directiva de Boca Juniors, con Antonio Alegre a la cabeza, acordó iniciar gestiones oficiales con Diego para que regresara al club argentino como jugador y entrenador.

El propio Diego manifestó frustración por esa decisión, asegurando que su deseo era el de jugar y dirigir en Boca. En varias entrevistas desde Francia, expresó que solo aceptaría su regreso si se contrataba a técnicos de renombre como César Luis Menotti o Telé Santana, y que no pensaba en otra opción.

A pesar de ello, en su entorno se consideraba que las negociaciones con Santos estaban casi cerradas, pero las pretensiones económicas de la dirigencia brasileña y la postura firme del presidente del Santos, Joãozinho, determinaron el fin de esas intenciones.

Fue en junio cuando la situación se volvió definitiva. El 2 de ese mes, en el hotel Sheraton de Retiro, se llevó a cabo una reunión que parecía sellar el acuerdo con Santos. Participaron Coppola, Bolotnicoff, Seabra, representante de Pelé Sports, y Duprant, de Unicor, uno de los patrocinadores del club paulista. Tras esa reunión, y con fotos tomadas a la salida, parecía que la historia iba a tener un final feliz, pero en los días siguientes, los pedidos económicos de Diego y la resistencia del club brasileño hicieron que la operación se diluyera.

Finalmente, el 23 de julio, se confirmó que Maradona y Caniggia firmaron sus contratos con Boca Juniors, poniendo fin a ese capítulo que pudo haber alterado la historia del fútbol internacional.

Poco después, en octubre, Diego reaparecería en las canchas, completando su última etapa como futbolista en el club de La Boca.

Este episodio demuestra cómo la vida de Maradona era un constante cruce de decisiones, oportunidades y obstáculos. La cercanía a su llegada al Santos, bajo la tutela y la influencia de Pelé, representa uno de los momentos más llamativos en la historia del deporte, y un recordatorio de que, en el fútbol y en la vida, muchas veces los sueños quedaron a un paso de hacerse realidad.