El equipo de Guardiola enfrentó una dura remontada del Feyenoord, lo que pone en riesgo su pase a octavos de Champions.

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Pep Guardiola ha atravesado una de sus crisis más significativas como entrenador del Manchester City, tras el inesperado empate 3-3 contra el Feyenoord en el Etihad Stadium.

El conjunto inglés tenía una cómoda ventaja de tres goles hasta el minuto 75, cuando todo se derrumbó ante la mirada incrédula de los aficionados y del propio técnico.

Este resultado no solo ha puesto en entredicho la esperanza del City de avanzar directamente a los octavos de final de la Champions League, sino que también marca la mayor racha negativa del catalán desde que asumió las riendas del equipo en 2016.

Durante una reciente conferencia de prensa, Guardiola llegó visiblemente afectado, con arañazos en la frente y un corte en la nariz, lo que suscitó la curiosidad de un periodista que le preguntó sobre sus lesiones.

"Fue con mi dedo, con mi uña.

Quiero lastimarme a mí mismo", respondió Guardiola de manera inquietante, dejando entrever cierta frustración y presión.

Este tipo de situaciones no son comunes para un entrenador del nivel de Guardiola, quien ha alcanzado múltiples títulos en su carrera, incluyendo la Champions, y que ahora parece lidiar con problemas emocionales en su equipo.

El estratega español, de 53 años, comentó que el empate se podía considerar casi como una derrota: "Estamos en problemas, hemos perdido muchos partidos recientemente y, aunque hay aspectos positivos en nuestro juego, no podemos permitirnos regalar tantos goles en partidos de este nivel". Estas palabras reflejan una profunda preocupación por el estado anímico y mental de sus jugadores, así como una crisis de confianza que ha comenzado a afectar seriamente al equipo.


Con el próximo partido en Anfield contra el líder Liverpool, el Manchester City se encuentra a ocho puntos de la cima de la Premier League, lo que añade presión a un equipo que ha demostrado ser frágil.

Guardiola, quien ha dirigido más de 900 partidos en la élite del fútbol, vive una experiencia inédita al haber perdido una ventaja de tres goles en un encuentro, algo que nunca antes le había sucedido en su carrera

Curiosamente, este evento se convierte en una rareza dentro del fútbol inglés, siendo la tercera vez que un equipo cede una ventaja de tres goles en la Champions League, un hecho que resuena en la memoria de los aficionados que recuerdan momentos destacados de los años anteriores, como el Arsenal contra el Anderlecht en 2014, y el Liverpool frente al Sevilla en 2017.

A medida que se acercan las fechas decisivas, la presión sobre Guardiola y sus jugadores se incrementa.

La necesidad de una victoria se vuelve urgente no solo para la moral del equipo, sino también para evitar un mayor descontento entre los aficionados y la directiva.

La historia del Manchester City, que ha cambiado drásticamente en la última década, ahora se enfrenta a un capítulo complicado que no se había anticipado, poniendo en jaque su situación en competencias nacionales e internacionales.