Reviviendo la histórica primera edición de los Juegos Panamericanos en Argentina, donde Delfo Cabrera se alzó como campeón en un maratón memorable.

El 6 de marzo de 1951, la Avenida General Paz se convirtió en un punto neurálgico del deporte argentino al albergar el maratón de los Primeros Juegos Panamericanos.
Delfo Cabrera, portando el número 209 en su camiseta, se convirtió en el protagonista indiscutible de una jornada histórica que quedó grabada en la memoria de cientos de miles de espectadores.
El evento deportivo comenzó oficialmente el 25 de febrero de ese año, con una ceremonia inaugural presidida por el entonces presidente Juan Domingo Perón, quien pronunció un emotivo discurso que evocaba la esencia del legado griego en los deportes.
Aquel día, 21 delegaciones desfilaron por el estadio de Racing, marcando el inicio de una justa que se recordaría por su significancia en la región.
La carrera de maratón, que abarcaba una distancia de 42.195 metros, marcó un hito en la historia, ya que fue la primera y única vez que esta competencia se llevó a cabo en la emblemática vía de Buenos Aires.
El recorrido, que abarcó 24,3 kilómetros desde el Puente La Noria hasta la Avenida Lugones, concentró a alrededor de 800,000 espectadores, quienes se agolpaban a lo largo de la ruta para animar a los participantes.
Las escenas de camaradería y pasión fueron indescriptibles, revelando el fervor por el deporte nacional.
La Avenida General Paz, diseñada originalmente como un camino de 100 metros de ancho según la Ley Nacional 2089 de 1887, ha evolucionado considerablemente a lo largo de los años.
Su transformación en autopista entre 1997 y 2000 ha hecho que sea una arteria fundamental en la conexión de diversas zonas de Buenos Aires. Su nombre es un homenaje al militar José María Paz, destacando la importancia histórica del lugar.
En el ámbito del atletismo argentino, en esa época destacan figuras como Delfo Cabrera, quien había ganado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 1948, y Reinaldo Gorno, que se colgaría la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952.
Ese día, cuando Cabrera y Gorno compitieron, la tensión era palpable. En un emocionante desenlace, Cabrera logró superar a su compatriota en los últimos 10 kilómetros de la carrera, asegurando su victoria con un tiempo de 2 horas, 35 minutos y 1 segundo, y convirtiéndose en el primer campeón olímpico en ganar el maratón panamericano.
La trascendencia de esos Juegos Panamericanos para Argentina fue monumental. Como país anfitrión, Argentina se destacó al conseguir un total de 68 medallas de oro, 47 de plata y 39 de bronce, logrando liderar el medallero panamericano en un hecho que se repetiría pocas veces en la historia.
Este evento desarrolló el deporte en la región, inspirando a futuros atletas y dejando un legado imborrable en el ámbito deportivo del país.
Delfo Cabrera, ya consagrado como un ícono del deporte, fue recibido por el presidente Juan Domingo Perón tras su victoria, cerrando un capítulo memorable en la historia de los Juegos Panamericanos y reafirmando el compromiso de Argentina con el deporte y el espíritu competitivo en el continente.
Su victoria en el maratón, junto a la dedicación de todos los atletas, forma parte de un relato que perdura y que invita a recordar ese 1951 en el que Argentina brilló con luz propia en el ámbito deportivo.