Julio Vaccari modifica su esquema y lleva a Independiente a una sólida victoria por 3-0, asegurando su lugar en la Copa Sudamericana.

En una noche marcada por la tensión en Avellaneda, el entrenador de Independiente, Julio Vaccari, finalmente tomó la decisión de modificar su estrategia habitual.

Después de varias semanas de resultados discretos y presiones crecientes por parte de la afición, Vaccari optó por abandonar su habitual formación 4-3-3. Este cambio táctico se transformó en la clave del éxito del Rojo, que logró una contundente victoria por 3 a 0 ante Unión, consolidándose en los puestos de clasificación para la Copa Sudamericana.

La transformación de Independiente se hizo evidente desde el inicio del partido.

A pesar de contar con un plantel limitado y utilizar casi los mismos jugadores de siempre, Vaccari innovó en la disposición del equipo.

Una de las modificaciones más destacadas fue el cambio de posición de Santiago Montiel, quien habitualmente jugaba como extremo derecho, pero esta vez se desempeñó por la banda izquierda, actuando más como un carrilero.

Esta decisión sorprendió a los rivales y permitió al equipo tener un mayor control del balón y del juego en el campo.

La primera acción significativa llegó cuando Montiel encontró a Gabriel Ávalos, quien anotó el primer gol del partido, aprovechando un centro preciso que dejó a la defensa de Unión sin respuesta.

A partir de ese momento, el conjunto santafesino se vio obligado a reconfigurarse, y su situación se complicó aún más tras la expulsión de Nicolás Paz, quien recibió su segunda amarilla.

Independiente no solo capitalizó la ventaja numérica, sino que también mostró un dominio territorial abrumador.

Con un estilo de juego más flexible y ofensivo, el Rojo se adueñó del partido y controló los tiempos, lo que dificultó cualquier intento de respuesta por parte de Unión.

A pesar de algunos cambios realizados por el Kily González para intentar equilibrar el juego, el equipo visitante no pudo contener a un Independiente que parecía decidido a garantizar su triunfo.

El segundo gol llegó de penal, tras una falta clara sobre Ávalos, que el árbitro corrigió gracias al VAR. Montiel convirtió el penalti, y la ventaja aumentó las dificultades de Unión, que ya estaba luchando por mantener el ritmo del juego.

Para cerrar la noche, Ignacio Maestro Puch selló la victoria con un tercer gol, un regalo inesperado de la defensa de Unión que subrayó los problemas que aquejan al equipo visitante, que no encontró la solución a su desarticulada estructura defensiva.

Este triunfo no solo otorga un respiro al cuerpo técnico y a los jugadores de Independiente, sino que también alivia un clima interno que había sido tenso debido a la presión constante y el estancamiento en los resultados.

Con esta victoria, el equipo logra estabilizarse, al menos temporalmente, y se posiciona bien en el torneo, asegurando el acceso a competencias internacionales, independientemente de lo que ocurra en las próximas fechas.

La hinchada del Rojo podrá finalmente celebrar un resultado que trae consigo un destello de esperanza en un período de incertidumbre.