River Plate logra una victoria clave en la Liga Profesional tras superar a Boca Juniors en un disputado Superclásico.

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La Bombonera se convirtió en un hervidero de emociones mientras Boca Juniors intentaba revertir una situación adversa en el Superclásico ante su eterno rival, River Plate.

Con un espíritu combativo, el equipo xeneize luchaba con lo poco que le quedaba, pero la lucidez brillaba por su ausencia.

Por su parte, River, que no solo defendía su honor histórico, también buscaba el triunfo para mantener su posición en la Liga Profesional.

Cuando todo parecía indicar que la situación se dilataba, Milton Giménez rompió el silencio con un gol que hizo estallar al público, aunque el VAR se encargó de frenar el éxtasis al anular la anotación, decepcionando los ánimos de los hinchas.

Nicolás Ramírez, más tarde, se convertiría en el héroe del partido al marcar el tanto de la victoria para los Millonarios, desatando el festejo de la hinchada roja y blanca, en medio de un mar de silbidos de los seguidores de Boca.

Esta derrota fue especialmente dolorosa, ya que el equipo no perdía en casa desde hace un año, y menos aún frente a su máximo rival.

River Plate se llevó el triunfo con justicia, sustentado en un primer tiempo donde mostró un rendimiento superior.

Sin embargo, Miguel Borja dejó entrever cierta desidia que podría haber costado caro.

Las actuaciones sobresalientes de Manuel Lanzini y Facundo Colidio se vieron ensombrecidas por la falta de efectividad del delantero colombiano.

La defensa también mantuvo su solidez, con Franco Armani y los centrales, Leandro González Pirez y Paulo Díaz, destacándose en momentos clave del encuentro.

A pesar de contar con una alineación alternativa, Marcelo Gallardo celebró un triunfo que reafirma su legado en el club.

Por el lado de Boca, la situación era preocupante.

A pesar de mostrar mejoras en la segunda mitad, las decisiones tácticas de Diego Martínez dejaron preguntas sin respuesta.

La elección de Edinson Cavani, tras un largo período sin jugar, sobre el goleador Giménez fue criticada, al igual que la decisión de colocar a Ignacio Miramón en un rol que no dominaba.


El medio campo fue crucial en esta contienda, donde River dominó por completo, y su respectiva formación con Nicolás Fonseca, Santiago Simón y Lanzini les permitió imponer su juego desde el principio.

El gol de River llegó tras un error en la salida de Boca, con Lanzini anticipando y asistiendo a Facundo Colidio, cuya rematada resultó en un rebote favorable que permitió el tanto.

En el planteamiento 5-3-2 de Gallardo, los mediocampistas superaron a sus contrapartes, preocupándose más en contener que en atacar, lo que a menudo frustró los intentos de Boca de hacer daño.

Los laterales de Boca, por su parte, batallaron para controlar el ataque rival, y aunque lograron alguna aproximación, como un remate de Advíncula al travesaño, su desempeño fue inferior al de River.

Boca, con un sistema 4-3-1-2, nunca encontró su equilibrio y careció de creatividad en el campo, sobre todo en la primera mitad, donde no registró un solo tiro al arco.

Cavani, uno de sus jugadores más experimentados, tuvo un rendimiento discreto, dejando en evidencia la falta de conexión entre los delanteros y el resto del equipo.

Tras un primer tiempo sin aciertos, Boca mostró algo de intensidad al inicio del segundo, pero no logró crear situaciones de peligro significativas.

A medida que transcurría el partido, su desesperación se hizo evidente y River capitalizó los errores.

La segunda mitad estuvo marcada por la impotencia de Boca frente a una defensa sólida de River, lo que dejó un sabor amargo en el Superclásico.

A pesar de la esperanza que generó la entrada de Mastantuono, la expulsión de Lema finalizó cualquier intento de reacción y selló el destino del partido.

Con esta victoria, River no solo celebró en el campo, sino que también reafirmó su dominio en este histórico duelo.