Un millar de fanáticos de San Lorenzo enfrentó una dura represión policial durante su visita a Atlético Mineiro, reviviendo episodios de violencia entre fuerzas de seguridad y aficionados argentinos.

La jornada vivida por los hinchas de San Lorenzo en su visita a Belo Horizonte, Brasil, se tornó caótica tras el primer gol del Atlético Mineiro.

Un grupo de alrededor de mil seguidores del club argentino fue víctima de una agresiva represión por parte de la Policía Militar, episodio que se ha vuelto lamentablemente habitual para los aficionados argentinos en territorio brasileño.

Desde hace años, los hinchas de equipos argentinos han enfrentado situaciones similares en diversos estadios de Brasil, y el estadio MRV no fue la excepción.

La reacción desmedida de las fuerzas del orden fue provocada, aparentemente, por las provocaciones entre los aficionados de Mineiro y los de San Lorenzo.

Pero como ha ocurrido en episodios anteriores, la respuesta fue violenta.

Las fuerzas de seguridad comenzaron a dispersar a los simpatizantes argentinos con palos, balas de goma y gases lacrimógenos, lo cual llevó a una situación de desesperación no solo entre los aficionados, sino también entre los propios jugadores.

La situación fue tan compleja que el árbitro, Felipe González de Chile, se vio obligado a detener el encuentro durante algunos minutos, mientras el gas lacrimógeno afectaba a todos en el estadio, incluidos los jugadores de ambos equipos.

Según varios informes, algunos futbolistas sufrieron arcadas y tuvieron que hidratarse para contrarrestar los efectos de los gases.

Las escenas en el estadio, donde se encontraban alrededor de 45,000 espectadores, fueron intensas y merecieron atención mundial.

Desde el inicio del partido, el ambiente estaba tenso.

En una de las tribunas podía verse una provocativa bandera que decía: “Argentinos hijos de puta, racistas”, lo que sumó al clima hostil.

A pesar de que en un momento la situación se calmó, la dirigencia de San Lorenzo no pasó por alto la actuación de la policía y de la dirigencia del Mineiro, quienes fueron criticados abiertamente.

Pablo García Lago, secretario del club argentino, expresó su descontento a través de Twitter, calificando como “vergonzoso” el tratamiento recibido por los hinchas argentinos y la incapacidad de las autoridades locales para proteger a quienes simplemente asistían a disfrutar de un partido de fútbol.

Señaló que luego de estos incidentes, las multas impuestas son severas, pero todas recaen en los equipos argentinos, mientras que la seguridad de los hinchas en el exterior parece no ser una prioridad.

Este tipo de incidentes no son nuevos para los clubes argentinos.

Históricamente, Boca Juniors, River Plate, Independiente y Argentinos Juniors también han sufrido un trato similar en suelo brasileño.

A pesar de las quejas y de la frecuente denuncia de estos abusos, las autoridades del fútbol sudamericano y la Conmebol no han tomado medidas efectivas para proteger a los aficionados, lo que genera un clima de impunidad que favorece la violencia.

La polémica sobre la seguridad de los hinchas extranjeros en partidos de la Conmebol sigue abierta, y la situación vivida en Belo Horizonte durante el partido de San Lorenzo es un claro indicio de que aún queda mucho por hacer para garantizar la seguridad y el respeto en los estadios.

Los fanáticos merecen poder disfrutar de su pasión sin miedo ni represión.