Desde su debut en 2018, Lionel Scaloni ha llevado a la selección argentina a convertirse en una de las mejores del mundo, logrando títulos históricos y consolidando un proceso de recuperación y crecimiento a largo plazo.

Este acontecimiento fue solo el comienzo de un proceso que transformaría radicalmente el destino del conjunto nacional, llevándolo a lo más alto del #fútbol internacional en menos de una década.
Antes de su llegada, Argentina atravesaba momentos complicados. Tras quedar eliminada en los octavos de final del Mundial de Rusia 2018 ante Francia, el país vivía una profunda crisis institucional en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).
La desaparición de referentes de peso, la falta de recambio generacional y una sequía de títulos que ya alcanzaba 25 años, creaban un panorama desolador.
La figura del entrenador en ese entonces era un elemento de incertidumbre y cambio constante, con nombres como Edgardo Bauza y Jorge Sampaoli intentando sostener una estructura que parecía derrumbarse.
En ese contexto, Claudio Tapia, presidente de la AFA, decidió apostar por un entrenador inexperto, confiando en su potencial de renovación. Scaloni, apoyado por Pablo Aimar, Roberto Ayala y Walter Samuel, fue quien tomó las riendas del equipo en un momento de crisis. Su primer desafío fue encabezar la primera gira después del Mundial, en la que Argentina derrotó 3-0 a Guatemala con goles de Gonzalo Fernández (de penal), Giovani Lo Celso y Giovanni Simeone.
A partir de esa fecha, Scaloni sumó 88 partidos oficiales, con un balance destacado: 62 triunfos, 18 empates y solo 8 derrotas, logrando una efectividad del 77%.
Durante este período, citó a 121 jugadores, promoviendo una renovación generacional que fue fundamental para el resurgimiento del equipo. De manera silenciosa pero firme, fue cimentando las bases para un proyecto que se consolidó con el tiempo.
Uno de los hitos más importantes fue la participación en la #Copa América de 2019 en Brasil, donde Argentina mostró un desempeño en ascenso y logró un tercer puesto.
La presencia de Lionel Messi, que comenzaba a exhibir un liderazgo más destacado en el vestuario, fue clave en ese proceso. La confianza en Scaloni se fortaleció y la directiva de la AFA le ratificó en el cargo, apoyando su visión de largo plazo.
Cuando Argentina conquistó la Copa América en Brasil
El verdadero punto de inflexión llegó en 2021, cuando Argentina conquistó la Copa América en Brasil, poniendo fin a una sequía de 27 años sin títulos mayores.
La final contra Brasil, disputada en Río de Janeiro, fue un momento de celebración y reafirmó el proyecto de Scaloni. Desde entonces, la selección argentina ha mantenido un rendimiento excepcional, ganando la Finalissima contra Italia en Wembley en 2022, coronándose campeona en Qatar ese mismo año en el Mundial, y liderando las eliminatorias sudamericanas hacia el Mundial de 2026.
El equipo ahora lidera el ranking FIFA desde hace más de dos años, considerado por muchos como el mejor conjunto del mundo, con una identidad de juego sólida y un Messi que alcanzó la cúspide admirable de su carrera, siendo considerado por la afición global como el mejor futbolista de todos los tiempos.
Detrás de estos logros, hay un trabajo de base en la formación de nuevos talentos. Scaloni y su cuerpo técnico mantienen una política de recambio natural, promoviendo a jóvenes como Franco Mastantuono, Nicolás Paz, Valentín Carboni, Giuliano Simeone y Thiago Almada.
Esta estrategia de mezcla entre experiencia y juventud asegura que Argentina continúe siendo una potencia en el fútbol mundial.
Este éxito no es solo obra de la suerte, sino de una planificación táctica y una gestión inteligente que ha permitido a la selección argentina transformar un pasado de crisis en un presente de gloria con proyección a futuro.
El proceso iniciado en 2018 demuestra que con paciencia, visión y trabajo en equipo, una selección puede resurgir y mantenerse en la élite del fútbol internacional durante años.