Un episodio vergonzoso en el fútbol argentino ha desatado una investigación por posible fraude en apuestas. Un influencer se convirtió en jugador a pesar de su inexperiencia.

El partido celebrado el lunes entre Deportivo Riestra y Vélez Sarsfield se convirtió en un episodio memorable y polémico en el fútbol argentino.

Durante 78 segundos, el influencer Iván Buhajeruk, conocido como Spreen, hizo su aparición en el campo como jugador profesional, un acto que ya ha comenzado a captar la atención de las autoridades debido a su posible implicación en un esquema de apuestas ilegales.

La Fiscalía Especializada en Juegos de Azar (FEJA), liderada por Juan Rozas, ha decidido iniciar una investigación formal para averiguar si el director técnico de Deportivo Riestra, Cristian Fabbiani, y el influencer, tuvieron la intención de atraer apostadores a plataformas no reguladas mediante esta jugada poco ortodoxa.

El uso de una figura pública con gran cantidad de seguidores en redes sociales para atraer apuestas es una táctica que ha surgido en las discusiones, y los investigadores han comenzado a recabar pruebas al respecto.

Según reportes iniciales, la fiscalía ha ordenado al Cuerpo de Investigaciones Judiciales (CIJ) que implementen las necesarias medidas de prueba para determinar la efectividad de esta estrategia.

Fabbiani había expresado anteriormente una relación sencilla con Buhajeruk, mencionando que el influencer se encargaba de 'vender latitas' de una bebida energizante como parte del acuerdo comercial del club.

No obstante, esta situación ha levantado interrogantes sobre el objetivo auténtico detrás de la aparición del influencer en un campo que ha sido durante mucho tiempo un ámbito de seriedad y competencia.

Durante el partido, una casa de apuestas en línea había ofrecido insistentemente promociones relacionadas con la participación de Buhajeruk, lo que brindaba retornos atractivos para quienes hicieran sus apuestas bajo la consigna de 'El Sueño del Pibe'. Este tipo de dinámica plantea la pregunta de hasta qué punto se permiten los límites de la explotación de la imagen pública en el deporte, y si esa actuación estuvo debidamente regulada bajo las normativas correspondientes.

El club Deportivo Riestra emitió un comunicado pidiendo disculpas, justificando su decisión como una manera de atraer a una nueva audiencia hacia el fútbol y conectar con un público joven que se interesa cada vez más por las plataformas digitales.

Fabbiani también trató de matizar la situación, indicando que había discutido el hecho con Gustavo Quinteros, su contrapartida en Vélez, quien tomó la situación con humor.

Sin embargo, este evento no fue bien recibido por todos.

El delantero de Vélez, Braian Romero, se mostró crítico al respecto, señalando que la aparición del influencer como jugador podía enviar un mensaje equivocado a las nuevas generaciones de futbolistas.

En sus palabras, fue una falta de respeto hacia el fútbol, que diluye el esfuerzo y sacrificio de aquellos jóvenes que luchan por alcanzar sus sueños en la alta competencia.

El caso de Buhajeruk no es único.

En el pasado, el fútbol argentino ha visto episodios donde la figura de las redes sociales se ha intercalado con la competencia profesional, generando debates sobre la santidad del deporte y la introducción de elementos ajenos al juego tradicional.

Con la investigación en marcha, la comunidad futbolística espera que esta situación sirva como lección para las futuras decisiones sobre la inclusión de influencers en el ámbito deportivo.