La problemática de la depresión en ex futbolistas ha comenzado a evidenciarse con mayor claridad, resaltando la importancia de una atención psicológica adecuada y el papel de los entrenadores en su bienestar emocional.

En los últimos años, numerosos ex jugadores han empezado a hablar abiertamente sobre sus enfrentamientos con la #depresión y otros problemas psicológicos derivados del fin de su carrera en el fútbol.
Administrar esa transición no solo implica cuestiones físicas y profesionales, sino también un profundo análisis de su bienestar mental.
La vida de un futbolista suele ser muy intensa y superficialmente llena de éxito, reconocimiento y riqueza. Sin embargo, al dejar el deporte activo alrededor de los 35 a 40 años, muchos enfrentan un vacío que puede afectar significativamente su salud mental.
La pérdida de identidad, la disminución de contactos y el alejamiento de la rutina diaria en un entorno de máxima exposición puede generar sentimientos de vacío, desesperanza o incluso depresión severa.
Este fenómeno no es nuevo, y su reconocimiento ha ido evolucionando con el tiempo. En la historia, figuras como Diego Armando Maradona, uno de los jugadores más emblemáticos de todos los tiempos, también enfrentó problemas de salud mental que agravaron su trayectoria.
La historia del #fútbol muestra que la presión y las expectativas pueden ser insoportables, incluso para los más grandes, y que la atención psicológica y el apoyo social son clave en su recuperación.
Uno de los ejemplos actuales más destacados es Matías Jesús Almeyda, exfutbolista y actual entrenador, quien en una conferencia de prensa para el medio VSports Team, explicó con crudeza la realidad que enfrentan muchos jugadores tras su retiro.
Almeyda relató que el 95% de los futbolistas experimenta un profundo vacío cuando dejan de jugar, pues pierden el contacto cotidiano con sus amigos y su entorno profesional, y sienten que el teléfono deja de sonar.
Para él, el problema va más allá de las lesiones o la falta de forma física: es una cuestión de pérdida de sentido y reconocimiento social.
El exjugador, quien jugó en clubes como Inter de Milán y jugó en Grecia, compartió también su experiencia personal, afirmando que sufrió durante cinco años y que solo fue posible superar esa etapa con ayuda familiar y profesional.
La decisión de abandonar el fútbol en plena carrera no fue fácil
La decisión de abandonar el fútbol en plena carrera no fue fácil, pero fue un paso necesario que lo motivó a convertirse en entrenador, con la intención de entender y ayudar a quienes pasan por esas mismas situaciones.
Almeyda hizo una analogía con su amigo Diego Maradona, quien también sufrió en su vida los estragos de la presión y las dificultades emocionales.
Ambos coincidieron en que la clave está en entender y detectar a tiempo las señales de depresión en los futbolistas, mucho antes de que la situación se vuelva irreversible.
La labor del entrenador, en su opinión, debe ir más allá de lo técnico y táctico: debe convertirse en un psicólogo que escuche y acompañe a sus jugadores en su proceso emocional.
Desde su experiencia, Almeyda explicó que en su rol profesional ha aprendido a detectar a quienes necesitan ayuda emocional, ya sea por cambios en su actitud, en su forma de dormir o en su apariencia.
La relación con los futbolistas debe ser basada en la confianza y la empatía, lo que facilita la intervención temprana y evita tragedias.
A lo largo de la historia del fútbol, cada vez son más los clubes y organizaciones que reconocen la importancia de promover la salud mental de sus jugadores, implementando programas de apoyo psicológico y creando ambientes más comprensivos.
La transferencia de esa experiencia a la vida post-retiro es fundamental, pues muchos ex jugadores se sienten abandonados en su proceso de adaptación.
En definitiva, el fútbol está comenzando a entender que el bienestar mental debe formar parte integral del rendimiento y la vida de los deportistas.