La situación actual del fútbol argentino pone a prueba a grandes ídolos como Riquelme, Gallardo y Milito, quienes enfrentan críticas y desafíos en sus respectivas instituciones.
En el turbulento mundo del fútbol argentino, incluso las leyendas son blanco de críticas.
La voraz realidad del presente ha hecho que figuras históricas como Marcelo Gallardo, Juan Román Riquelme y Diego Milito se vean envueltas en controversias, desafiando su estatus de mitos en sus clubes.
En particular, Riquelme, quien logró una victoria contundente en las elecciones del año pasado obteniendo más del 65% de los votos y destronando a la fórmula Ibarra-Macri, ahora se encuentra en el centro de una grieta política que utiliza sus rivales para minar su figura.
No obstante, al ídolo de Boca poco le gusta la confrontación política, y ha manifestado en entrevistas: 'El poder es que la gente te quiera'. Sin embargo, el panorama deportivo no es tan favorable; Boca Juniors ha tenido dificultades bajo su gestión, lo que ha llevado a la reciente salida del técnico Diego Martínez tras una gestión fallida.
La falta de resultados ha exacerbado la presión sobre Riquelme, quien ahora confía en Fernando Gago como nuevo director técnico, a pesar de que su inicio fue complicado tras la eliminación en la Copa Argentina.
Los aficionados de Boca, incluso sus más fervientes seguidores, han cuestionado la estructura del plantel que ha sido diseñada por Riquelme, argumentando que su enfoque demasiado personalista es obsoleto, minimizando el papel de los entrenadores.
La preocupación es evidente: si Boca no logra avanzar en la Copa Libertadores por segundo año consecutivo, la incertidumbre sobre Riquelme aumentará.
En River Plate, la situación no es menos compleja.
Marcelo Gallardo, tras un regreso esperanzador, se ha enfrentado a una ola de descontento por no haber podido elevar el rendimiento del equipo e incluso ver un retroceso en comparación a la era de Martín Demichelis.
A pesar de incorporar a figuras como Marcos Acuña y Germán Pezzella, el equipo aún no logra encontrar su identidad.
A medida que el tiempo avanza, las críticas se intensifican; la afición no duda en mostrar su frustración tras actuaciones decepcionantes, como el reciente empate ante San Lorenzo.
Gallardo, advirtiendo la exigencia inherente al club, ha reconocido que este ambiente competitivo es parte de lo que significa dirigir a River.
'La exigencia de la gente siempre ha existido, y la acepto', admitió, señalando la necesidad de adaptarse a las expectativas del club.
Simultáneamente, Diego Milito enfrenta un camino lleno de desafíos en Racing, donde se ha lanzado como candidato a la presidencia del club en unas elecciones que se avecinan.
A pesar de las controversias y su asociación con figuras políticas como Hernán Lacunza, Milito ha enfatizado su compromiso con la tradición del club, buscando reafirmar que Racing no debe convertirse en una Sociedad Anónima Deportiva.
Recientemente, Milito designó a Sebastián Saja como su futuro mánager, en caso de ser electo, lo que ha generado aluviones de reacciones tanto dentro como fuera del club.
La presión que sienten todos estos ídolos no es solo un fenómeno actual, sino que es un reflejo de la intensa cultura futbolística argentina, donde el fervor de los hinchas puede cambiar de alabanzas a críticas en un abrir y cerrar de ojos.
La historia del fútbol argentino está marcada por la pasión, y los que alguna vez fueron héroes pueden convertirse rápidamente en el blanco de la decepción.
En un entorno como el argentino, incluso las leyendas de bronce no están a salvo del juicio del público.