Cambios legales en el fútbol argentino facilitarán la llegada de inversiones privadas, marcando un giro significativo en la gestión de clubes.

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El reciente anuncio del Gobierno argentino ha generado un gran revuelo en el ámbito del fútbol nacional.

La administración de Javier Milei ha delineado un plan que busca transformar la estructura jurídica de los clubes, permitiendo la apertura a aportes de capital privado.

A pesar de la resistencia manifiesta del presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio Tapia, quienes están al frente del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado tienen claro que este modelo es ineludible.

En tiempos donde el fútbol puede verse como un negocio, la necesidad de inversión se ha vuelto crucial.

Esta medida no solo pretende facilitar la transición de aquellos clubes que deseen conformarse como Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), sino que también proporcionará un marco legal que garantizará la inclusión de capitales privados.

Según fuentes consultadas, Independiente y Gimnasia se perfilan como los principales candidatos a atraer inversores, ya que presentan una rica historia y una base de socios sólida.

El historial del club de Avellaneda, famoso por sus conquistas en la Copa Libertadores, lo convierte en una opción atractiva.

Durante años, su situación financiera ha sido delicada, arrastrando deudas que han comprometido su estabilidad.

Recentemente, la administración del presidente Néstor Grindetti debió obtener un préstamo de aproximadamente 2 millones de euros para solventar deudas e incrementar el rendimiento del equipo.

Mientras que otras instituciones, como River Plate y San Lorenzo, enfrentan restricciones similares a las de Independiente, la posibilidad de modificación de su estructura jurídica se presentan como una cuestión central en la discusión actual.

El Gobierno, por su parte, ha preparado un texto legal que establece clara autonomía para los clubes respecto a su forma jurídica.


La normativa, firmada por el propio Milei y miembros de su gabinete, enfatiza la imposibilidad de que la AFA obstaculice a los equipos en su evolución hacia nuevas formas organizativas.

De hecho, en las nuevas asambleas, bastará con la aprobación del 50% de los presentes para tomar decisiones, facilitando así que las modificaciones se lleven a cabo con mayor fluidez.

Adicionalmente, la ley introduce cambios en el manejo de la estructura directiva, eliminando requisitos previos que obligaban a la incorporación de jóvenes y mujeres en la Comisión Directiva, dejando ahora que las SAD se rijan bajo las normas del código comercial.

Esto ha generado reacciones entre distintos sectores que ven en la modificación un riesgo para la pluralidad y la diversidad en el manejo del deporte.

El Gobierno estima que podría haber inversiones de entre 2.000 y 3.000 millones de dólares, atrayendo el interés de empresas de renombre en Estados Unidos, Reino Unido y China.

Sin embargo, la resistencia de ciertos dirigentes y la preocupación por la pérdida de poder se manifiestan como un obstáculo en este nuevo camino que el fútbol argentino parece estar tomando.

En las últimas semanas, Tapia ha utilizado la vía judicial para desafiar decisiones del Gobierno, argumentando que la implementación de las SAD significaría una entrega total de los clubes a intereses comerciales, comprometiendo la esencia del deporte.

Como se observa en otras latitudes de América Latina, como Brasil y México, donde las estructuras de SAD han proliferado, el futuro del fútbol argentino podría estar destinado a un cambio radical, donde la inversión privada y los intereses económicos se conviertan en el nuevo motor del deporte nacional.