En un amistoso en Montevideo, la violencia entre facciones de la barra de Independiente ensombreció la victoria del equipo ante Defensor Sporting.
La violencia vinculada al fútbol argentino no descansa y se ha evidenciado una vez más en un trágico episodio que tuvo lugar en Uruguay. Durante la previa del amistoso que enfrentó a Independiente con Defensor Sporting, las tensiones entre dos facciones de la barra brava del club de Avellaneda estallaron en un violento choque.
El encuentro, que terminó con un claro 5-2 a favor de los rojos, quedó opacado por los disturbios que se dieron en las calles de Montevideo.
A pesar de una reciente suspensión del partido por problemas con un vuelo, Independiente decidió llegar un día antes al país vecino con la esperanza de tener un ambiente pacífico para el partido.
Sin embargo, en el estadio Luis Franzini, que tiene una capacidad de 16,000 personas, los hinchas no se comportaron como se esperaba. La barra oficial conocida como Los Dueños de Avellaneda se enfrentó a los disidentes, La Gloriosa Banda de Independiente, quienes han luchado por el control absoluto del seguimiento de su equipo.
Históricamente, estas dos facciones han tenido un largo conflicto que se ha manifestado en diferentes estadios y situaciones. El club ha vivido momentos de incertidumbre debido al impacto de la violencia en sus encuentros. En el pasado, las autoridades han implementado operativos de seguridad que han intentado dividir a ambos grupos, pero evidentemente, esto no fue suficiente para detener el doloroso enfrentamiento que se vivió en esta ocasión.
Sinclair falla un penalti mientras Canadá empata con Nigeria en el partido inaugural de la Copa del Mundo Femenina
Christine Sinclair, la delantera del equipo de Canadá, falló un penalti en el empate 0-0 contra Nigeria en el primer partido de la Copa del Mundo Femenina. La arquera Chiamaka Nnadozie fue clave para el equipo nigeriano al detener el tiro desde el punto penal. A pesar del resultado, el grupo queda abierto para ambos equipos.El operativo de seguridad en Montevideo fue insuficiente, pues las fuerzas del orden no estaban preparadas para el tipo de violencia que se desató. Aunque se ubicaron cordones para separar a ambas facciones, esto falló estrepitosamente ante la lluvia de piedras intercambiadas y las corridas que se sucedieron.
La situación se tornó aún más crítica en las cercanías del Parque Rodó, donde se localiza la cancha de Defensor. Allí, los disturbios se intensificaron, poniendo en jaque a las fuerzas de seguridad, quienes tuvieron que hacer uso de balas de goma para intentar restablecer el orden.
El enfrentamiento resultó en un retraso del inicio del partido, que inicialmente estaba programado para las 22 horas. A pesar de que se trabajó arduamente para calmar los ánimos y reanudar el evento deportivo, este tipo de incidentes ponen en evidencia la problemática de la violencia en el fútbol argentino, que parece no tener solución a la vista.
Finalmente, el partido se llevó a cabo, y, a pesar de su desenlace positivo para el equipo dirigido por Julio Vaccari, la victoria quedó manchada por la sombra de la violencia que opacó la noche.
Es crucial que las autoridades tomen medidas más efectivas para prevenir que estos incidentes se repitan en el futuro, ya que un encuentro de fútbol debería ser una celebración del deporte y no un campo de batalla entre facciones rivales.