El conjunto argentino se coronó campeón de la Copa Sudamericana tras derrotar a Atlético Mineiro en una final disputada en Asunción, que se decidió en la tanda de penales tras un empate en el tiempo reglamentario y suplementario.

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La partida, disputada en un clima de máxima tensión, estuvo marcada por el esfuerzo táctico, la resistencia física y las soberbias actuaciones de los arqueros, que finalmente fueron claves para el desenlace.

Desde los primeros minutos, #Atlético Mineiro dejó en claro su determinación de buscar el título internacional diez años después de la conquista de la Copa América 2015.

El equipo dirigido por Jorge Sampaoli salió con su ofensiva más poderosa al campo, empezando con Hulk, la estrella del Galo, quien quiso marcar la diferencia desde el saque inicial.

Con un estilo que recordaba a un apertura de rugby, el atacante africano tomó la responsabilidad y lanzó el balón rápidamente al lateral, buscando ya abrir el campo y generar opciones de ataque.

Por su parte, Lanús, con Mauricio Pellegrino en el banquillo, mostró una postura defensiva sólida y una voluntad de resistir en un escenario hostil.

Aunque no pudo contar con Marcelino Moreno, pieza fundamental de su juego, el equipo argentino se esforzó en mantener su estructura y enfrentar los embates del rival.

Carlos Izquierdoz y José Canale se destacaron como verdaderos pilares defensivos, enfrentando con firmeza la potencia física de Hulk y del resto del ataque brasileño.

A lo largo del partido, el desarrollo fue equilibrado, con oportunidades claras para ambos lados. En los 90 minutos, aunque los argentinos tuvieron ocasiones para definir en su favor, el tiro libre de Bernard que rozó el travesaño y la doble chances que Losada logró detener a Gabriel Teixeira en el minuto adicional dejaron en evidencia la igualdad en el marcador y que ambos equipos estaban dispuestos a todo.

El partido se extendió, por tanto, a los 30 minutos de tiempo extra, donde la tensión se convirtió en la principal protagonista. Los arqueros, en especial Nahuel Losada, se transformaron en héroes, deteniendo varios disparos decisivos. Con el resultado empatado, la final debía resolverse en la tanda de penales.

Los responsables de poner a #Lanús en ventaja

Allí, la figura de Losada emergió con luz propia, al detener los disparos de Vítor Hugo y Marcelo de Oliveira, los responsables de poner a Lanús en ventaja.

Lautaro Acosta, símbolo del club con 429 partidos, tuvo la oportunidad de cerrar la historia, pero envió su disparo por encima del arco, dejando la esperanza abierta.

Sin embargo, en la jugada final, Losada se lució otra vez al atajar el penal de Vitor Hugo, desatando la celebración en el estadio.

Este título representa uno de los momentos más importantes en la historia del club, que conquistó su primer trofeo internacional en 2013, cuando también ganó la Copa Sudamericana.

La victoria también refleja la importancia de la organización defensiva y la resistencia mental en el fútbol de alto nivel, especialmente en estas competiciones donde la diferencia puede definirse por detalles.

En el contexto histórico, Lanús ya había demostrado su competitividad en el torneo sudamericano en 2013, cuando sorprendió a muchos al levantarse con el título, y ahora, tras una década, logra volver a poner su nombre en lo más alto del fútbol continental.

La actuación de sus jugadores y la dirección técnica dejan una huella permanente, y los hinchas de Lanús atesorarán esta conquista como uno de sus mayores logros.

Por otro lado, Atlético Mineiro, que buscaba su primer título internacional desde su fundación y unificando su historia deportiva, se quedó con la sensación de que pudo haber logrado algo más.

La final, por su parte, será recordada por su dramatismo y la calidad de los jugadores en el campo, así como por la importancia de los arqueros en estos encuentros decisivos.