El club argentino Platense, que logró su primera estrella en la historia hace unos meses, enfrenta ahora un proceso de cambio tanto en su cuerpo técnico como en su plantel, mientras se prepara para su histórica participación en la Copa Libertadores de 2026.
Sin embargo, este logro trajo consigo un proceso de adaptación y cambios que aún se están consolidando, en un contexto marcado por la salida de figuras clave y un renovado desafío en la esfera internacional.
El campeonato obtenido en 2025 representó un punto de quiebre para un club que tradicionalmente había sido considerado un animador ocasional del fútbol argentino, sin mayores aspiraciones más allá de mantener su lugar en la Primera División.
La victoria, además, sirvió para afirmar un estilo de juego basado en orden, solidaridad y una fuerte identidad colectiva, características que distinguieron a aquel equipo que logró lo impensado.
Pero mantener ese rendimiento no fue sencillo. La final del Torneo de Campeones, donde enfrentaron a Estudiantes de La Plata en San Nicolás, fue el escenario donde #Platense estrenó su nuevo entrenador, Walter Zunino, quien además de ser un símbolo de la cantera calamar, fue pieza fundamental en la conquista del título.
Zunino, que había trabajado más de seis temporadas junto a los exentrenadores Favio Orsi y Sergio Gómez, asumió con la esperanza de devolverle la solidez a un plantel que comenzó a mostrar signos de desgaste tras el logro.
El proceso no fue lineal ni exento de dificultades: en el último tramo del año, Platense atravesó una serie de resultados negativos, sumido en una crisis de identidad y en un proceso de reconstrucción interna.
La salida de la dupla técnica anterior y la llegada de Zunino generaron expectativas, pero los resultados en el campo no acompañaron de inmediato. En el torneo Clausura, el equipo alcanzó su punto más bajo, ubicándose en últimos lugares en la zona B, tras experimentar derrotas duras y poco auspiciosas.
Celebraron con fervor la clasificación a la #Copa Libertadores en 2026
Aun así, el club decidió apostar por un cambio profundo, tanto en la estrategia como en la estructura del plantel. La llegada de refuerzos y la renovada confianza en las divisiones inferiores buscaron reanimar la ilusión de los hinchas que, además, celebraron con fervor la clasificación a la Copa Libertadores en 2026.
La participación en este torneo supone un reto sin precedentes para la institución, que deberá demostrar que aquel campeón de 2025 no fue solo una anomalía pasajera, sino el comienzo de un proceso de crecimiento sostenido.
En las próximas semanas, Platense afrontará su debut en la máxima competencia continental con una plantilla en pleno proceso de reconfiguración. El plantel llega tras un parate forzado, ya que su último partido oficial fue en noviembre, resultado que los dejó en la última posición de la zona B.
Sin embargo, la historia y la mística del club alimentan las expectativas. Ronaldo Martínez, uno de sus referentes, fue el máximo goleador del torneo con ocho tantos, destacándose en momentos decisivos, como su hat-trick contra San Lorenzo y sus conquistas frente a River Plate, Instituto y Defensa y Justicia.
A pesar de los desafíos, la pasión de su hinchada se mantiene intacta. La despedida masiva en Vicente López, antes de partir rumbo a San Nicolás, fue un claro reflejo del compromiso y la esperanza que rodean a la institución.
La hinchada sabe que la verdadera prueba está por venir y que, después de haber sido campeones, el fútbol de Platense en 2026 empieza ahora, con la expectativa de revalidar su historia y dejar una huella en la competencia continental.
En resumen, mientras se preparan para dar su próximo paso en el escenario internacional, los dirigentes y jugadores de Platense saben que el verdadero reto está en consolidar la nueva identidad del club, que tras el primer título de su historia, ahora mira hacia una proyección más grande en la historia del fútbol sudamericano.